El Matrimonio Palavrakis o las opciones de un banco sin respaldo.

El Matrimonio Palavrakis o las opciones de un banco sin respaldo.

 

 

 

 

 

Autora: Angélica Liddell. Actores: Betlem Martínez Vendrell / Miguel Angel Cantero Dirección: Beatriz Fariza Guttmann

Este artículo puede leerse según sigue aunque sería bueno lerlo desde el principio. El principio lo hallará pinchando el siguiente enlace

http://blog.msal-delinea.com

        Parte segunda

     Faltan diez minutos para la hora del espectáculo; el pequeño hall desierto. De la ventana de la taquilla como si de un guiñol se tratara emerge un individuo de barba en flor, rubio que te habla ora en valenciano, ora en español en función de una intuición apriorística. El hall sirve a su vez de espera pues el acceso a la sala ha de hacerse en grupo como si de una visita guiada se tratara. Llegan más espectadores. Ya somos seis. El guiñol se materializa en hombre de buena estatura ataviado a la moda del pantalón vaquero con rotos estratégicos y pantuflas para su comodidad. Lee un manifiesto en castellano en contra del IVA (21%) para la cultura y tras las advertencias de rigor para los teléfonos portátiles nos franquea el acceso a la sala.

     La puerta de salida al exterior se cierra. Nadie puede huir.

Sobre una moqueta roja que ocupa la totalidad del escenario, una pareja danza lánguidamente una deconstrucción  de tango. Ella, de talle espigado, falda larga que se abre en vuelo, medias negras y zapatos de tacón  cuadrado. El busto queda ajustado por un jersey o malla negra de manga larga de las que emergen delicadas manos que abrazan al hombre. La cara hermosa, melenita y labios pecadores color carmín.

Es esta contemplación, subimos las gradas buscando acomodo entre las livianas sillas colocadas sobre estas.

     El hombre de aspecto atlético, barba poblada y cabellera larga y aligerada, mirada penetrante a pesar de los lentes. Vistiendo con soltura un traje que en la penumbra de la sala se antoja gris oscuro. “Emidio Tucci, trajes de campeonato” es la imagen que evoca. Corbata roja y estrecha se destaca de la blanca camisa. El vestuario elegido con gran esmero. Hasta los calcetines y los zapatos de una hechura irreprochable.

     El techo pintado en negro del que penden sin destacarse  toda clase de focos y equipamiento técnico. La decoración minimalista y mínima, pero suficiente y muy bien elegida. Multifuncional.

     Terminada la danza, monólogo del hombre mientras la mujer permanece estática, distante como si hubiera muerto. El monólogo deja entrever una lascivia enfermiza. Fetichismo, pederastia… Es solo una pincelada pero el espectador percibe el primer sacudimiento.

     No es objeto de este escrito desvelar la obra pero si sus bondades y miserias.

     Los actores estupendos, hacen creíble lo que cuentan y lo cuentan con la voz y unos cuerpos en perfecta forma. La sincronización perfecta, la compenetración envidiable.

     La puesta en escena magistral; los aciertos de dirección lo son en sí mismos pero sobretodo porque gozan de la complicidad de los actores.

     El juego de luces, voces en of y demás efectos ejecutados con precisión por el enigmático habitante de una cabinita en altura.

    El texto… Está bien escrito. Es seguramente el ideal con el que sueña cualquier actor de raza para explotar sus dotes dramáticas… Trata de hacernos ver que los personajes actúan de una determinada manera por ciertos trastornos consecuencia de una infancia con malos tratos. Y digo trata, porque se recrea tanto en lo escabroso, en lo escatológico en los hedores, viscosidades, putrefacciones, podredumbre, que son precisamente esas imágenes las que dominan y se  instalan en la mente del espectador, que anulan la historia. El horror lo domina todo. Esta obra con actores mediocres daría pena pero con actores tan sublimes causa espanto, aturdimiento, conmoción. Nadie puede quedar indiferente.

     Cuando desaparecen los actores, suena una música inquietante; esperas que pase algo que alivie la situación. No salen los actores a saludar, pues el aplauso rompería el hechizo de la consternación.

     Para incondicionales de Kafka.

     Manuel Geómetra

     Para los entusiastas de la geometría hemos creado una tercera parte que trata de las opciones de un banco sin respaldo. Habrá que volver al enlace:

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