
Comentaba Arguiñano, Karlos, de los Arguiñano de siempre, en una entrevista, que, estando alojado en el Waldorf Astoria de Nueva York, naturalmente…
Siempre alojándote en chabolas —le apostilló un jocoso entrevistador.
Como quien no oye, prosiguió ArguIñano, Karlos:
—En el ascensor entró un tipo, bien plantado, con un traje azul, oye que era el tío más guapo que había visto nunca. ¿Qué no me estaré volviendo gay? —me pregunté.
Se trataba de Robert Redford, nacido Charles Robert Redford. La conciencia ética y estética del último gran Hollywood. Cuanto hubiera escribir esta sentencia de mi propia cosecha, mas he tenido que leerla en un ameno artículo de Luis Martínez, crítico de cine, en este caso en el Mundo digital. Y concluía el artículo, el flequillo mejor peinado de la historia.
Un guapín, sin duda, pero un guapín de cara erosionada, habla, por primera vez con voz propia este escribidor de obituarios. Aún a pesar de los muchos papeles que hizo de pillastre, bribonzuelo de corazón tierno, fue, en nuestra percepción un hombre que transmitía bonhomía, honradez en el carácter y en el comportamiento.
Y esta bonhomía, alcanza su máxima expresión, por contraste en su actuación más pícara, tramposa, malandrina, de toda su carrera: el Golpe de George Roy Hill, junto al grande, de ojos azules, Paul Newman.
Ninguno de los dos, por más cintas que rodaran de hombres dudosos, pasaba por malo de verdad. Diríamos que malos entrañables, de esos que, llegando a tu casa a robarte, les abres la puerta. Sin saber nada de sus biografías, cada vez que este escribidor visiona el Golpe, llega a la conclusión, nada peregrina, de que ahí había química. Era palpable. Tan sólo rodaron dos películas juntos; la otra fue Dos hombres y un destino, del mismo director, sin embargo, ahora leo que les unió una gran amistad, a lo largo de sus vidas, con anécdotas memorables de humor.
Pero este escrito no va de este dueto, sino del más joven de los dos. Out of Africa, Memorias de África, junto a Meryl Streep, es otra de las grandes cintas más recordadas. Pero permítanme que sienta una especial predilección por las Aventuras de Jeremiah Jonson. Ahí se manifiesta todo su amor por la naturaleza, mimetizándose con ella. No, pacientes lectores, no se trata de ecologismo de postureo ni de salón. Ahí se ve un gran amor por la Natura, que sí, también pasa por cazar animales.
Descanse en paz Charles Robert Redford. Nos has hecho pasar muy buenos momentos y eso redunda en nuestra felicidad. Al menos, eso creo.
Godella a 17 de Septiembre de 2025
Manuel de Portugal