Hoy, como siempre, el diario no hablaba de lo que ocurre.

            Hoy, como siempre, el diario no hablaba de lo que ocurre.

 

LLEVAN-XALOC        En efecto, hoy he comido en uno de esos bares de menú que pueblan nuestra maltratada comunidad, donde, a pesar de la globalización, aun sirven una comida razonablemente casera. Uno de esos locales, cuya propietaria ha comprendido que un cliente se tarda mucho en ganarlo y un suspiro en perderlo. Una persona cabal, que sin entender de leyes, está por la legalidad y la decencia y no por esas normas denigrantes, arbitrarias, humillantes, ilegales, alegales e inconstitucionales que fuerzan a los hosteleros, bajo amenaza, a delinquir, pidiendo documentos sanitarios para lo que no están facultados.

Pedí el periódico; en los pocos locales en que aún lo compran, no hay competencia; los clientes ya no suelen pedirlo; se ha metido tanto miedo, incluso por lo táctil.

Hojeaba el Levante y me desinformaba. Ello no es relevante; con el diario de supuesta ideología rival, aquí en Valencia, Las Provincias, cabe pensar en el mismo resultado; el diario no hablaba de lo que ocurre.

No hablaba de Canadá donde sus bravos camioneros resisten, como pueden, en una verdadera acampada reivindicando su derecho a decidir sobre su cuerpo; a no inocularse.

No hablaba de su miserable primer ministro, señor Trudeau, cobarde donde los haya que amenaza con secuestrarles las cuentas bancarias. Cobarde y apoyado por el señor Biden, presidente del gigante vecino.

En Estados Unidos ocurre como en España; cada nuevo presidente hace bueno al anterior. Al menos Trump desafió al sistema y claro, perdió.

No hablaba de la gran manifestación cívica ocurrida en Madrid el pasado sábado 12 de febrero, convocada por la asociación Habeas Corpus con los jueces Rui Fonseca e Castro, portugués y Angelo Giorgianni, italiano, apoyada por la asociación Policías por la Libertad con su lideresa Sonia Vescovacci, el biólogo aullador Fernando López Mirones y otras plataformas. Miles de personas provenientes de toda España y de la vecina Portugal se manifestaron pacíficamente en contra de la inoculación infantil y por los derechos humanos, entre los que se incluyen: la libre circulación, el derecho al trabajo, a decidir sobre su cuerpo… Si esto último vale en clave feminista, ha de valer para la humanidad entera. Carmen Paris, la gran Carmen Paris, cantó su composición original, “¿Qué pasó en la humanidad que ya no puede sentir? Por tener miedo a la muerte ha dejado de vivir… No puede ser natural que te tapen la nariz..” ¿Se han enterado ustedes de eso? Esta manifestación es la mayor de una larga serie. ¿Se habían enterado de ello? ¿Por qué lo callan todos los medios mayoritarios? ¿Quién les manda callar? ¿Por qué lo hacen?

No hablaba del fraude de las pruebas diagnósticas para el Córvido 19, cuyas siglas coinciden con las Partido Comunista de Rumanía. Pruebas muy a la medida de los gestores, pues subiendo los ciclos por encima de 27 da muchos falsos positivos; por encima de 30, más de un 90% de falsos positivos. En España, según se dice se utilizan entre 35 y 40 ciclos. El creador de estos tests, el premio Nobel de Química 1993, Kary Mullis, fallecido muy oportunamente antes de la plaga coronavírica, señaló que su test no sirve como diagnóstico para detectar enfermos; es una prueba de investigación.

No hablaba de la gran pregunta: ¿Existe un virus volador? Y si hemos de creer en él… ¿saben ustedes lo que es un nanómetro? Un nanómetro es una unidad de medida equivalente a una mil millonésima parte de un metro. No me lo puedo ni imaginar. Me cuentan los que saben, que los virus, cuando los localizan, se miden en nanómetros. ¿Se imaginan ustedes cómo pueden las mascarillas contener estos bichejos?

No hablaba de que el supuesto virus no ha sido aislado ni medido, por lo que no se cuenta con el agente patógeno. ¿Cómo entonces se puede crear una vacuna? Esta pregunta, entiéndanme, está formulada desde la simpleza de este pobre escribidor.

No hablaba, tanto que se recuerdan las catástrofes de nuestro pueblo, a veces bajo forma de fiesta nacional, de los confinamientos; del primero y del segundo. Los dos ilegales; los dos inconstitucionales. ¿Cómo puede ser que sus promotores y sus ejecutores sigan ocupando cargos públicos? Sin pedir perdón, sin remordimiento, sin castigo.

No hablaba de la cantidad de miocarditis que se produce en gente muy joven; de desplomes de muerte entre deportistas de élite. ¿Cuál es el hecho diferencial, el elemento que se ha introducido a toda la sociedad en general, café para todos, sin importar edad, estado de salud, gestación…? Sin consentimiento informado, sin prescripción. Quizás, a lo mejor, es posible, como mera curiosidad, se podría analizar lo que contienen las llamadas vacunas. No conformarse con lo que declaran sus grandes empresas,

No hablaba de que éstas, antes de empezar a distribuir sus viales, se empeñaron y consiguieron que los gobiernos, en caso de adversidad, las exonerara de toda responsabilidad.

No hablaba de mi amigo arquitecto, muerto tras tres balazos: primera dosis, segunda dosis y la espuela; la de refuerzo.

Si hablaba, sin embargo, de las depresiones de los jóvenes, de sus autolesiones, de sus intentos de suicidio, muchas veces con éxito. Claro es que la pandemia ha sido tan mala… La pandemia ¿Hay una pandemia? Sí que hay una “plandemia” y estamos viendo los logros de sus gestores.

Mientras tanto, en nuestra bendita tierra, continúa el idilio.
EL-IDILIO

El morocho del Abasto.

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