1. SESUDAS INQUISICIONES
1A. Sobre Rayuela
Nunca he conseguido terminar la lectura de Rayuela. Lo he intentado varias veces: a la manera ordinaria, esto es una página tras otra, ordenadamente y también a la manera de Rayuela, siguiendo un orden perverso según un índice en el que a un capítulo “ordinario”, le sigue otro generalmente corto, a menudo de un página o menos, en el que se vierten reflexiones, delirios más bien… A medida que se repite el modelo, el lector, este lector que ahora les escribe, comienza a irritarse, primero porque estos capítulos “de salto” no suelen aportar casi nada a la historia. Segundo porque se citan a una serie de individuos y conceptos que un lector medio no reconoce y no reconoce porque no conoce. Tercero y último, te sulfuras porque estas en total desacuerdo.
Rayuela pertenece por derecho propio o atribuido a una nómina de novelas injusta o excesivamente encumbradas. Esta idea es personal y no pretendo influir a nadie, ni pretendo asentimiento ni pretendo corifeos.
Narra sin embargo de modo magistral el cotidiano deambular por París, con destino incierto y recorrido caprichoso. Los protagonistas, paseantes de circunstancias, no siguen criterios de efectividad en sus recorridos; no se evalúa la distancia más corta entre los puntos A y B, porque no existe origen y destino. El deambular de un día no es sino continuación del día anterior. Es por ello, por la manera de buscarse sin reconocimiento, sabiendo que un encuentro casual no lo es en absoluto, es por ello, repito que sin embargo me ha cautivado y no ha conseguido de mí el peor de los galardones, esto es; la indiferencia.
Reconozco a Cortázar como un gran maestro de las letras castellanas, pero nunca he podido terminar la novela. A unos pasajes de delirio delicioso le siguen otros de tormento, que también delirio es.
Por ello se me podrá acusar y con razón de ofrecer una visión parcial de la Obra. Totalmente de acuerdo, ¿qué otra cosa puede ser un corto de 18 minutos (incluidos títulos de crédito) de una novela de centenares de páginas? ¿O incluso un largometraje?
Manuel de Fraçais