Manolo Escobar
(19/10/1931 – 24/10/2013)
Manolo Escobar era un tipo de esos que si una noche tocaba a tu puerta, le invitabas a entrar porque era como de casa. Lo sentarías a tu mesa y continuarías una conversación que creías iniciada tiempo atrás. Como íbamos diciendo…
Seguramente se bebería algo de vino durante la cena y después de recoger la mesa (tarea en la que tal vez él no participara), a buen seguro se cantaría.
Algunos estetas modernos hoy totalmente trasnochados harían el diagnóstico de que representaba a una España casposa y aferrada al régimen. Desde hace ya demasiadas décadas se menosprecia aquello que otrora, no por todos pero sí por muchos se llamaba españolío y que probablemente se correspondía con la mayoría de los tópicos patrios. Pero ¿qué quieren que les diga? Era una forma de resistencia interior, una manera de ensalzar lo nuestro, lo autóctono, lo que pudiera unirnos a la mayoría de los españoles aún de diferentes regiones, hoy comunidades, aunque aquello tuviera un marcado tinte andalucista.
La doctrina no la había elaborado el régimen, sino aquella triada prodigiosa formada por los irrepetibles Quintero, León y Quiroga, que buscaron en la tonadilla, en la copla de letra asequible y pegadiza una introspección, una mirada interna, elogiando y alabando lo que de bueno nos caracterizaba como pueblo unido aunque diverso para sobrevivir a la adversidad y no en la amargura del lamento eterno.
Muerto también Carlos Cano, que fue el renovador, ha sido quizás Manolo Escobar el último representante masculino de ese género musical que se ha convenido en llamar copla como concepto más amable, más asumible por la España de las autonomías que la denominación original, esto es: canción española. Manolo Escobar las cantó con su estilo más que personal y son sus coplas más representativas las que han evolucionado a la par que nuestra sociedad: de la España eminentemente agrícola y rural idealizada por Mi carro, a la España aperturista representada por La Minifalda, sin olvidar ese guiño al símbolo que los gobernantes de Barcelona rechazan por español: los toros, a cuyo espectáculo acudía la niña de Manolo Escobar en minifalda. Sin olvidar incursiones en otros géneros, como la versión valiente que hiciera del tema de Gabinete Galigari: La culpa fue del chachachá.
Representó lo más genuinamente español sin dejar de ser catalán de adopción. Valga de ejemplo para los que proclaman que son cosas incompatibles.