World Press Photo, Padilla-Torero, De Olza-Fotógrafo
¿Qué te pasa Barcelona?
Según el tan citado artículo 14 de nuestra vigente Constitución,
Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
¿Será la profesión de un individuo español una condición o circunstancia personal o social?
Los gobernantes de la ciudad de Barcelona la declararon sin sonrojo, no taurina. Esta proclamación no se limitó a un manifiesto de sensibilidades, sino que añadió, la prohibición de cualquier festejo taurino en la ciudad. ¿Por modernidad, quizás por salubridad, por amor a los animales o a los toreros que sufren cogidas? ¿O por desmarcarse de un símbolo que tiene tufillo a español? Pero ello ya no tiene remedio; y además no es objeto de esta reflexión, abordar la sempiterna de: ¿toros si, toros no?
La novena edición de la World Press Photo, distingue a la ciudad de Barcelona con la exposición de los mejores trabajos de fotografía de prensa. Es una distinción mutua: Un gran acontecimiento en una gran ciudad. Hasta ahí, bien. Los organizadores del evento, eligen para su promoción, el segundo premio, una magnífica fotografía del español Daniel Ochoa de Olza, en la que aparece el diestro Juan José Padilla poniéndose la montera.
Los gobernantes de la ciudad de Barcelona, haciendo uso del cheque en blanco que les otorgan sus votantes, rechazan la fotografía propuesta, alegando que no se ajusta a los valores de la campaña “Barcelona inspira”. Y añaden que ya que ceden los espacios públicos gratuitos para promocionar un evento, solicitan otra fotografía alternativa. Finalmente aceptan la del tercer premio, obra de la fotógrafo holandesa Ananda Van der Plujim, en la que se muestra un joven tendido tapándose la cara (un parado).
Sin entrar en la valoración artística de las fotografías, en la de la holandesa, hay que explicar que se trata de un parado, porque por la sola contemplación de la foto no se advierte. Hecha esta explicación parece que los gobernantes del municipio, prefieren dar la imagen de una ciudad de parados (en lo que alguna influencia pudieran haber tenido ellos), más que poner en los carteles la imagen de un torero. ¡A saber por quién los iban a tomar!
Estamos ante un caso claro de censura y/o de politización de las imágenes.
Me cuentan que los mismos gobernantes, hace unos días, se negaron a que se rodara en Barcelona un capítulo de la prestigiosa serie de Televisión Española, Isabel.
La pregunta es un clamor: ¿tiene Barcelona los gobernantes que se merece? Quiero interpretar que se trata de una traición a sus habitantes, y aunque los representan, no representen su voluntad.
¿Qué te pasa Barcelona?