URDANGARíN, URIOS, ÚBEDA, URSULA… Se busca.
La letra u, siempre ha sido un tanto peculiar; a veces da miedo. De hecho tres úes, seguidas de una h, esto es; uuuh, pretende ser onomatopeya de un ulular, otra palabra que da miedo, de viento racheado o de alaridos de propio miedo.
Por otra parte, en ocasiones, del mismo modo que en una orquesta, el trombón de varas, no es un instrumento solista, dicen que de mero acompañamiento, así, la u en los dígrafos gu y qu no tiene sonido alguno, pues sirve para formar esa terrible palabra: guerra o de comparsa para formar esa otra todoterreno, conjunción o pronombre: que.
Pero lo que nos interesa, en esta exposición, por motivos que luego se verá, son las palabras que comienzan por esta letra. Si tomamos una edición antigua, probablemente de los años 70 del Pequeño Larousse Ilustrado, ustedes disculparán; es el que he encontrado a mano, de un total de 1100 páginas, tan sólo le dedica 7 a nuestra letra. Y entre sus entradas, en la primera página destaco, tomadas casi al azar: ubrera, ucase, uchumari, uchuvito… De ninguna de ellas conocía su definición; de ninguna de ellas la recuerdo incluso después de leerla.
Ya que hemos tomado fijación a esta letra, ¿no vendrá todo esto del reparto del abecedario que hicimos con nuestros vecinos los portugueses, cuando en función del Tratado de Tordesillas, nos repartimos algo más que el mundo? Para ilustrar esto último, pueden leer la fábula publicada en este mismo sitio.
Todos estos preliminares nos llevan al gran vacío. Cuando la semana pasada publicamos, Los Lectores del Abecedario, en la que homenajeamos a los lectores de Cuentos Arquitectónicos, confeccionando una lista, ordenándolos alfabéticamente en función del nombre, apellido o algún apodo o sobrenombre amable, la letra u nos quedó desierta.
Soy consciente de que no pudimos identificarlos a todos; algunos ejemplares firmados lo fueron para regalos.
Por ello, si hubiera algún: Urdangarín. Urios, Úbeda, Ulises, Úrsula, Ubrique…, por favor, pónganse en contacto con nosotros, para enmendar tan grave falta. Aceptaríamos incluso un Umberto, en italiano.
Del mismo modo, si se incorporara algún nuevo lector que respondiera a la esquiva inicial, sepa que tiene un puesto en tan entrañable lista.
Este artículo no puede concluir de otra manera: Urdangarín, Urios, Úbeda, Úrsula…, se busca.
El Morocho del Abasto