LOS AÑOS CONTADOR

 CONTADOR-1-WEB  LOS AÑOS CONTADOR (I / II)

 1. Los Ciclistas Españoles y el Tour de Francia.
2. Alberto Contador.
3. Los Años Contador

 

 

     INDURAIN-PERICO-1992-WEB       1. Los Ciclistas Españoles y el Tour de Francia.

 

  FEDERICO-MARTIN-BAHAMONTES-web          Hay un anciano venerable, todos los que llegan a cierta edad lo son, que vive en Toledo y su provincia desde que nació. En su juventud le daba por pasear en bicicleta. A veces, se alargaba hasta Francia y allí, en París, en el Parque de los Príncipes ganó el Tour de Francia. Fue el primer español en conseguirlo. Corría el año de 1959. Se llama Federico Martín Bahamontes y recibió el sobrenombre de El Águila de Toledo. Pudo haber ganado más, pero no supo administrar en el llano la ventaja que conseguía en la montaña. Ganó el Gran Premio de La Montaña del Tour en 6 ocasiones en tiempos en que el que conquistaba ese premio era el mejor escalador.

   LUIS-OCAÑA-MERKX.-WEB         Esta hazaña, con el devenir de los años, se convirtió en una referencia para el orgullo patrio. Así hubiera continuado, de no ser que 14 años después, esto es; en 1973 Luis Ocaña, ciclista conquense conquistara el Tour. Luis Ocaña era una roca, todo fuerza y todo tesón, en tiempos en que se marchaba en bicicleta a golpe de riñón y cabeceando. También podría haber ganado más. De hecho, dos años antes, en el Tour de 1971 era líder con muchos minutos de ventaja sobre el todopoderoso Eddy Merckx. El Caníbal se confesó vencido por Ocaña. Pero para éste, aquél era una obsesión y un ejercicio de soberbia le hizo lanzarse en un descenso peligroso con lluvia en busca del belga escapado. Sufrió un brutal accidente que le hizo abandonar la carrera.

  PERICO-NAVACERRADA-ABRIL-1994-web          Si entre la primera y segunda victoria absoluta en el Tour tuvieron que pasar 14 años, la tercera no vino sino en 1988, 15 años después de la de Ocaña. Perico Delgado, el segoviano más popular, acaso después de Cándido, tuvo ese honor. Su nombre sonaba para la proeza, pues ya en años anteriores había apuntado maneras. Aquí ya estamos hablando de un corredor carismático que supo encandilar a los aficionados, pues era atacador y daba espectáculo, pero también calculador y sabía analizar la carrera. Con él, el ciclismo empezó a cambiar en España y preparó el camino para el gran Induraín con el que compartió equipo. También pudo haber ganado más Tours, pero la fatalidad fue a menudo su compañera no deseada, como cuando falleció su madre estando en carrera o en el año 89, siendo el mayor favorito, como ganador del año anterior, tuvo el despiste de presentarse con casi 3 minutos de retraso a la salida del prólogo.

         MIGUEL-INDURAIN-WEB   La década de los 90 nos descubrió a un mocetón navarro reservado, callado, pero con un poderoso golpe de pedal. Ya se había destapado en Tour y Vuelta, pero la afición y los directores aún estaban, estábamos, por Perico. Mas es bien sabido que ni se pueden poner puertas al campo ni diques suficientes a la fuerza del mar. Así en la edición de 1991,bajando el Col du Tourmalet, en cuyo ascenso Claudio Ciapucci, el Diablo, asfixió a todos los favoritos salvo a Induraín, éste atacó en el descenso para sorpresa de todos. Se alió con «el Diablo», que ganó la etapa y él consiguió vestirse de amarillo. De este modo empezó la Era Induraín. Aún ganó el Tour en cuatro ocasiones más,  igualando en número de coronas a los grandes de todos los tiempos, por este orden: Anquetil, Merckx e Hinault, pero con la particularidad de que los ganó todos seguidos. Nadie lo había conseguido; nadie lo ha conseguido después.

       El reinado Induraín duró lo que tardó en conseguir el quinto Tour, es decir; 5 años. No fue un reinado muy largo, pero sí muy intenso. Aún le dio ocasión para ganar 2 Giros de Italia, en el 92 y en el 93. Con Induraín comenzó una fiebre loca; el gran público empezó a interesarse por el fenómeno. Sin duda crearía verdaderos aficionados al ciclismo, pero la gran mayoría de los cientos de miles de nuevos adeptos, lo fueron por el oropel, porque había un caballo ganador español y como nunca defraudaba, se podía apostar por él. Corredor de excelentes cualidades, con un talento especial para la contrarreloj, muy superior a todos sus coetáneos, a los que sacaba verdaderas minutadas; más de tres minutos sobre el segundo en la clasificación era una cosa nunca vista con anterioridad, quizás en los tiempos de Anquetil, apodado M. Chrono. Esta ventaja descomunal, hablamos de tiempos en que las contrarrelojes eran de 50 y más kilómetros, le daba la ocasión de administrarla racionalmente durante el resto de etapas. En la montaña, sabía subir como nadie, más nunca demostraba sufrimiento; su cara era una máscara que nada dejaba traslucir. Esto era un enigma para sus rivales, por consiguiente una gran ventaja para él. Mas el aficionado español, de sangre caliente, admiraba sus cualidades, pero le hubiera gustado ver en él mayor agresividad, que pareciera humano y que se le viera alguna vez sufrir un poco. Fue muy respetado en el pelotón internacional, entre otras cosas por una generosidad que el aficionado hambriento de triunfos tampoco sabía apreciar: cuando no era absolutamente necesario dejaba ganar al contrincante. Por ello la mayoría de sus rivales, eran amigos y le admiraban. El aficionado medio quedaba un poco defraudado.

      Cuando se retiró Induráin, sobrevino lo que podríamos llamar La Gran Depresión. El falso aficionado, el que se adhirió durante esta era, quiso ver en cualquier ciclista español que destacaba al sucesor de Induráin. Pero esta expectativa, imposible de cumplir, pues los grandes mitos son seres irrepetibles, defraudó. El público advenedizo proyectó su frustración sobre los corredores del momento, muy buenos algunos y con gran palmarés, mas no se les perdonó que no fueran Induráin. Estamos pensando en Abraham Olano, por ejemplo.

     Este público de nueva ola, se fue desentendiendo y ya ni el Tour ni la Vuelta fueron alternativas atractivas a la siesta estival. La ausencia de Induraín coincidió con el descubrimiento de casos de dopaje sofisticados. Llegó un momento en que todo ciudadano montado sobre una bicicleta en un paraje inhóspito ya no causaba admiración, antes bien; rechazo. Muchos aficionados moderados, también se desencantaron. Se comenzó a sancionar a ciclistas, directores y médicos de equipo. Fueron tiempos difíciles para el ciclismo. El ambiente enrarecido, unido a la crisis económica provocó que cayeran del calendario ciclista no pocas carreras, como es el caso de la Vuelta a la Comunidad Valenciana. Las grandes carreras ciclistas, especialmente el Tour comenzaban con notables ausencias entre los ilustres del pelotón.

          Continuará con el Apartado 2. Alberto Contador

          El Grueso del Pelotón

 

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