LA GUERRA DE LAS TELEVISIONES

            LA GUERRA DE LAS TELEVISIONES.

Mientras las televisiones de los grandes medios nos distraen con su guerra inducida, hecha a su medida, salpimentada con efectos de videojuegos, maniobras militares de otras épocas, explosiones diversas y testimonios, sobre todo testimonios de gente a la que han atemorizado con sirenas y alarmas, imágenes truculentas y demás despliegue mediático,

fíjense lo que está ocurriendo y lo que se está preparando, en nuestro país, sin buscar allende nuestras fronteras, pero es la tónica general de todos los países del próspero occidente:

–       PROYECTO DE REAL DECRETO VIGILANCIA EN SALUD PÚBLICA.

–       REFORMA DE LA LEY ORGÁNICA 4/2015, DE 30 de marzo (LEY SEGURIDAD CIUDANA), vamos la llamada ley mordaza, a la que se le quiere dar otra vuelta de tuerca nada suave.

–       Ceder la soberanía de los países, en materia de salud a la OMS, esa organización opaca, a la que nadie ha votado.

Las dos primeras son más que preocupantes, pero la última es especialmente grave. Lo argumentamos:

Nuestra Constitución que, aunque maltratada y pisoteada, aún sigue formalmente en pie, establece: La soberanía nacional reside en el pueblo español del que emanan todos los poderes del Estado. (Título Preliminar, artículo 1.2)

No lo dice al final ni en el medio; lo dice al principio, cómo lo segundo más importante, pues lo primero, lo enuncia en el punto 1 del mismo artículo: España se constituye en un estado social y democrático de Derecho que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico, la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.

Nada de lo que propugna el primero y más importante de los 169 artículos, se está respetando. Ni siquiera el pluralismo político, pues las ideologías, a nivel de partidos, no de muchas gentes, han quedado carentes de contenido; son meras etiquetas.

Pues bien, la soberanía nacional, como pueblo, se la hemos cedido a nuestros gobernantes para que hagan buen uso de ella. No para que trafiquen con ella; no para que la vendan a la OMS, organización que ha perdido toda credibilidad. Debería desintegrarse.

Naturalmente, lo que decimos, puede ser puesto en duda; en eso consiste el pensamiento crítico.

Aunque claro, si no quieren tomarse la molestia de pensar, ni de someter cuestiones a análisis, sigan viendo la televisión; estarán uniformemente informados.

ACRARACIÓN: NO PRETENDEMOS DECIR QUE LAS TROPAS RUSAS NO HAYAN ENTRADO EN UCRANIA, NI EN SU CAPITAL, KIEV, NI QUE ESTO NOS PAREZCA BIEN, NO. ESTO PRETENDE SER UN APUNTE DE LAS INTENCIONES SUBYACENTES, DE SER UN CONTINUO CON LOS DOS AÑOS DE LA LLAMADA PANDEMIA Y DE LA MANIPULACIÓN DE LAS TELEVISIONES BUSCANDO SU FIN SUPREMO; EL MIEDO, MÁS AÚN; EL TERROR.

El Morocho del Abasto

Adjuntamos enlace a un video esclarecedor de las tácticas televisivas.
Imágenes falsas DIFUNDIDAS por los MEDIOS // NOTICIAS – YouTube

 

Hoy, como siempre, el diario no hablaba de lo que ocurre.

            Hoy, como siempre, el diario no hablaba de lo que ocurre.

 

LLEVAN-XALOC        En efecto, hoy he comido en uno de esos bares de menú que pueblan nuestra maltratada comunidad, donde, a pesar de la globalización, aun sirven una comida razonablemente casera. Uno de esos locales, cuya propietaria ha comprendido que un cliente se tarda mucho en ganarlo y un suspiro en perderlo. Una persona cabal, que sin entender de leyes, está por la legalidad y la decencia y no por esas normas denigrantes, arbitrarias, humillantes, ilegales, alegales e inconstitucionales que fuerzan a los hosteleros, bajo amenaza, a delinquir, pidiendo documentos sanitarios para lo que no están facultados.

Pedí el periódico; en los pocos locales en que aún lo compran, no hay competencia; los clientes ya no suelen pedirlo; se ha metido tanto miedo, incluso por lo táctil.

Hojeaba el Levante y me desinformaba. Ello no es relevante; con el diario de supuesta ideología rival, aquí en Valencia, Las Provincias, cabe pensar en el mismo resultado; el diario no hablaba de lo que ocurre.

No hablaba de Canadá donde sus bravos camioneros resisten, como pueden, en una verdadera acampada reivindicando su derecho a decidir sobre su cuerpo; a no inocularse.

No hablaba de su miserable primer ministro, señor Trudeau, cobarde donde los haya que amenaza con secuestrarles las cuentas bancarias. Cobarde y apoyado por el señor Biden, presidente del gigante vecino.

En Estados Unidos ocurre como en España; cada nuevo presidente hace bueno al anterior. Al menos Trump desafió al sistema y claro, perdió.

No hablaba de la gran manifestación cívica ocurrida en Madrid el pasado sábado 12 de febrero, convocada por la asociación Habeas Corpus con los jueces Rui Fonseca e Castro, portugués y Angelo Giorgianni, italiano, apoyada por la asociación Policías por la Libertad con su lideresa Sonia Vescovacci, el biólogo aullador Fernando López Mirones y otras plataformas. Miles de personas provenientes de toda España y de la vecina Portugal se manifestaron pacíficamente en contra de la inoculación infantil y por los derechos humanos, entre los que se incluyen: la libre circulación, el derecho al trabajo, a decidir sobre su cuerpo… Si esto último vale en clave feminista, ha de valer para la humanidad entera. Carmen Paris, la gran Carmen Paris, cantó su composición original, “¿Qué pasó en la humanidad que ya no puede sentir? Por tener miedo a la muerte ha dejado de vivir… No puede ser natural que te tapen la nariz..” ¿Se han enterado ustedes de eso? Esta manifestación es la mayor de una larga serie. ¿Se habían enterado de ello? ¿Por qué lo callan todos los medios mayoritarios? ¿Quién les manda callar? ¿Por qué lo hacen?

No hablaba del fraude de las pruebas diagnósticas para el Córvido 19, cuyas siglas coinciden con las Partido Comunista de Rumanía. Pruebas muy a la medida de los gestores, pues subiendo los ciclos por encima de 27 da muchos falsos positivos; por encima de 30, más de un 90% de falsos positivos. En España, según se dice se utilizan entre 35 y 40 ciclos. El creador de estos tests, el premio Nobel de Química 1993, Kary Mullis, fallecido muy oportunamente antes de la plaga coronavírica, señaló que su test no sirve como diagnóstico para detectar enfermos; es una prueba de investigación.

No hablaba de la gran pregunta: ¿Existe un virus volador? Y si hemos de creer en él… ¿saben ustedes lo que es un nanómetro? Un nanómetro es una unidad de medida equivalente a una mil millonésima parte de un metro. No me lo puedo ni imaginar. Me cuentan los que saben, que los virus, cuando los localizan, se miden en nanómetros. ¿Se imaginan ustedes cómo pueden las mascarillas contener estos bichejos?

No hablaba de que el supuesto virus no ha sido aislado ni medido, por lo que no se cuenta con el agente patógeno. ¿Cómo entonces se puede crear una vacuna? Esta pregunta, entiéndanme, está formulada desde la simpleza de este pobre escribidor.

No hablaba, tanto que se recuerdan las catástrofes de nuestro pueblo, a veces bajo forma de fiesta nacional, de los confinamientos; del primero y del segundo. Los dos ilegales; los dos inconstitucionales. ¿Cómo puede ser que sus promotores y sus ejecutores sigan ocupando cargos públicos? Sin pedir perdón, sin remordimiento, sin castigo.

No hablaba de la cantidad de miocarditis que se produce en gente muy joven; de desplomes de muerte entre deportistas de élite. ¿Cuál es el hecho diferencial, el elemento que se ha introducido a toda la sociedad en general, café para todos, sin importar edad, estado de salud, gestación…? Sin consentimiento informado, sin prescripción. Quizás, a lo mejor, es posible, como mera curiosidad, se podría analizar lo que contienen las llamadas vacunas. No conformarse con lo que declaran sus grandes empresas,

No hablaba de que éstas, antes de empezar a distribuir sus viales, se empeñaron y consiguieron que los gobiernos, en caso de adversidad, las exonerara de toda responsabilidad.

No hablaba de mi amigo arquitecto, muerto tras tres balazos: primera dosis, segunda dosis y la espuela; la de refuerzo.

Si hablaba, sin embargo, de las depresiones de los jóvenes, de sus autolesiones, de sus intentos de suicidio, muchas veces con éxito. Claro es que la pandemia ha sido tan mala… La pandemia ¿Hay una pandemia? Sí que hay una “plandemia” y estamos viendo los logros de sus gestores.

Mientras tanto, en nuestra bendita tierra, continúa el idilio.
EL-IDILIO

El morocho del Abasto.

MIRAR A CATALUÑA

            MIRAR A CATALUÑA.

 

  LA-CONSTITUCION-FORGES_          Resulta extraño, curioso, cuando no bochornoso y decepcionante, la actitud del llamado Govern del Botànic. Ellos que tanto han mirado siempre a Catalunya, ahora que en aquella comunidad se está produciendo un debate crítico, al menos en la prensa, incluso con alguna decisión adecuada de su gobierno autonómico en torno a la crisis del Córvido llamado 2019, ahora “los nuestros” con el “ínclito y honorable”, Molt Honorable a la cabeza miran para otro lado; ahora no interesa.

            En aquella comunidad se han tomado medidas coercitivas muy bestias, muy a la francesa, pues allí, del mismo modo que los del Botànic miran o miraban mucho hacia Catalunya, en Barcelona se ha mirado siempre mucho hacia Francia.

            Pues bien, hace ya un buen puñado de días, allí terminaron con el ilegal y anticonstitucional pasaporte Córvido, reconociendo que era totalmente ineficaz. En definitiva, inútil: no había servido para nada. Aquí, el Virrey, Nuestro Señor de la Taifa quiere ser la reserva espiritual de occidente. ¿Les suena el concepto de otros tiempos?

            Allí han hecho coincidir el día de la derogación de la obligatoriedad de la mascarilla en las calles por el Gobierno, con la reapertura del ocio nocturno. Aquí, la han aceptado, no les queda más remedio, pero lo lamentan, añadiendo que siguen recomendándola. ¿Se han parado a pensar en el enorme contrasentido? Ya no es obligatoria, pero seguimos recomendándola. ¿Alguien lo entiende? ¿Existe un virus volador maligno?

            Como gran gesto magnánimo, aquí, desde hoy, permiten que los niños jueguen en el recreo sin portar el trapillo sobado que cubre la boca. Pero no piensen que lo hacen por el bien del menor, ¡no! Lo hacen por curarse en salud ante las eventuales denuncias por hipoxia y otras lesiones en los menores.

            Es insuficiente, todavía, pero ante las denuncias por las inoculaciones de los niños en los colegios, al menos, ahora se exige el acompañamiento de un adulto. Tampoco, parece que sea por bondad hacia el menor, sino más bien, para volver a curarse en salud y responsabilizar al adulto acompañante de los efectos adversos de las inoculaciones.

            En Catalunya, se alzan voces, se publica en la prensa que ya no procede las inoculaciones masivas; más bien selectivas. Aquí se siguen fomentando los vacunódromos y sesiones de inoculación sin cita previa, cuando para cualquier trámite, por banal que sea, administrativo o sanitario, se exige la cita previa con muchos días de antelación. ¿No es este un agravio comparativo descomunal?

            En Catalunya, se abre debate sobre la caída de la obligatoriedad de portar barbijo, incluso en espacios interiores. La sociedad de Pediatría pide que se empiece por las escuelas; por los niños. ¿Es que aquí no hay sociedad de pediatría? Y si la hay, ¿a qué se dedican?

            Este escribidor quiere plasmar su extrañeza ante el giro que está tomando la prensa catalana. Se insiste, ahora sí y mucho, que los contagios disminuyen a un ritmo veloz; que los hospitales se vacían a un ritmo sostenido.

            Fíjense, en la diferencia de tratamiento de la misma noticia; aquí se dice que la incidencia baja ligeramente, pero que aún es muy alta; que la ocupación hospitalaria también. En resumen, la prensa, salvo honrosas excepciones, sigue siendo cómplice y voceadora del miedo. No es capaz de desmarcarse de la voz de sus amos.

            Quizás, y esto es lo único especulativo de nuestro escrito, allí ya están viendo que la sociedad civil está despertando. Que, entendiendo que la vía del diálogo está muerta, se ha pasado a la de la denuncia. Los tribunales, estos sí que van a estar colapsados. Hay asociaciones y plataformas que abogan por los conculcados derechos humanos. Hay científicos eminentes, Premios Nobel incluidos, ninguneados; a los que no se les permite entrar en los debates de los expertos de la tele. ¡No hay debate científico! Se rehúye. La Constitución, ahora mismo es un felpudo deshilachado que se pisotea constantemente. Pues bien, y aquí viene la especulación: quizás allí se estén dando cuenta que tanta complicidad con la Ignominia, no iba a cursar sin pasarles factura. Quizás, por eso, están rectificando. Esto último, estimados lectores lo aportamos como una posibilidad.

            Concluimos, como en otras ocasiones con ese pasaje hermoso y genial del Quijote:

            La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad,así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres.

            El Morocho del Abasto.

LOS REYES MAGOS

LOS REYES MAGOS.

LA-ESTRELLACuando éramos niños, qué tiempos aquellos, nuestra posición con el mito de los Magos de Oriente, pasaba por cuatro etapas.

La primera de creencia y fe ciega, la segunda de sospecha, la tercera de saber, pero querer seguir creyendo y la cuarta ya de descreídos y adultos en ciernes con la que inauguramos el viaje hacia nuestra decadencia; el niño despide al niño y abraza al adulto.

Todo, en el mundo del niño pasa muy rápido, aunque él crea que es la misma eternidad. Por ello posponer para el año siguiente lo que corresponde al presente es un error del individuo que lo aplaza motu proprio y una perversión cuando es impuesta.

Cancelar la cabalgata de Reyes sin remordimientos, es la prueba de que el niño que fuimos, lo hemos enterrado. El año que viene habrá otra, dirán algunos. El año que viene, el niño habrá pasado de fase, el abuelito que siempre lo acompañaba, quizás ya no pueda hacerlo porque habrá caído, por no haber sido atendido de su mal crónico, pero llevadero, en nombre de lo que tan de moda está.

A los políticos profesionales, a los vocacionales, a los arribistas, a los de todo pelaje, habría que explicarles que ellos, de alguna manera tibia, dan la cara, es decir; en el caso de la famosa cancelación, sabemos quién lo ha hecho. Ahora bien, se escudan en una entelequia; les autoritats sanitàries. Sería fantàstic, tot un simptoma de humanitat, cantaba Serrat, que se identificara a esas autoridades sanitarias, que supiéramos que existen, quienes son, en definitiva; que fueran reconocibles y pudiéramos saludarlas por su nombre, caso de verlas por la calle.

Es evidente que, en tiempos convulsos, como los presentes, de enfrentamiento de la sociedad de los unos por los otros por temas que deciden unas autoridades, ajenas a nosotros, que no nos conocen de nada, que se arroban la arrogancia de decidir lo que es bueno para nosotros, de café para todos, tanto mantener la cabalgata, como prohibirla, habría acarreado críticas. Dicho de otra manera, de las críticas no se habrían librado. Por lo tanto, la sugerencia, casi el ruego de este escribidor, sería que si quieren tomar alguna decisión, que sea al menos la que menos dolor produzca.

Con un poco de voluntad, se podría encontrar otros métodos que no fueran: prohibir, multar y obligar. Quizás incluso dejar vivir, trabajar y amar.

El Morocho del Abasto.

 

ALMUDENA GRANDES

Almudena GRANDES.

      caricaturas-almudena-grandes-pablo-garcia      Conocí a Almudena Grandes como polemista. Fue en un delicioso programa, en un tiempo también delicioso en el que Julia Otero gobernaba un tiempo de radio, de 4 a 8 de la tarde, que culminaba con un espacio de debate y tertulia, de esgrima dialéctica y de batalla verbal que ella titulaba, el Gabinete. Hablamos de finales del siglo y milenio pasados, un espacio salvaje, nada que ver con el educado y casi políticamente correcto de ahora cuando retomó el programa a partir de 2007.

Y me gustó aquella Almudena Grandes. Me gustó su verbo y sus argumentos. No los compartía, tal vez, pero me encantaba su forma de defenderlos. Tenía y ha mantenido una voz aguardentosa, con altibajos en su expresión que fluctúa del tempo pausado, de dicción casi perfecta a una carrerilla de voz beoda que quiere mantener su sobriedad.

Escribió Borges en su poema, ¿Dónde se habrán ido? que,” no hay cosa como la muerte / para mejorar la gente”. No está este escribidor aquejado de esa debilidad; sí de muchas otras, pero lo escrito hasta ahora lo he pensado siempre y lo que sigue también. La muerte de Almudena, acontecida ayer viernes, no me congracia con su literatura.

Me acerqué a ella con mucho entusiasmo. Su primera novela, Las Edades de Lulú, premio de un desaparecido certamen literario erótico, la sonrisa vertical, me atrajo, con el poder de su título, pero me deprimió como lectura; me pareció horrorosa. Dejé correr el tiempo experimentando una sensación pareja a la de una mala experiencia con un alimento; la sola idea de su evocación produce un miedo atroz ante la idea de volver a tomarlo.

Volviendo a Borges, “Pero el tiempo, que no ceja, / todas las cosas mancilla”. Así, dominé mi animadversión y probé con otro título, que me fascinó, de nuevo, con el arrebato de su título, Malena es un nombre de Tango. Volvió la indigestión, no pude terminarlo; la concedí más, bastante más de las 50 páginas de cortesía.

Tiene más novelas, acaso 8 y 5 libros o entregas bajo la etiqueta de Episodios de una Guerra Interminable. Quizás alguno, me podría entusiasmar, pero, de momento seguimos gestionando la intolerancia alimenticia.

Hoy le han rendido tributo en la televisión pública con la adaptación cinematográfica de Almudena es un nombre de Tango, protagonizada con gran solvencia por Ariadna Gil. Mucho más amena que la novela. Claro, en su lectura no tuve la paciencia de llegar a las escenas eróticas. Tras la película, una suerte de documental, narrado y seguramente escrito por ella, sobre su relación con Madrid, su Madrid y su amor de verano: Cádiz y Rota. Maravilloso documental, maravilloso guión y maravillosa narración.

¿Será que me gusta su voz y en sus novelas no la oigo?

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GEORGIE DANN. CASATCHOCK.

            GEORGIE DANN CASATCHOCK

 

GEORGIE-DANN-KASATCHOK-WEBAsí lo conocimos en la televisión, caja de sorpresas, siempre entrañable, de los setenta. El éxito, según me documento es del año sesenta y nueve. Luego vinieron muchos más. Siempre alegres, festivos, veraniegos, con ritmo; estribillos pegadizos y buen cuerpo de baile; el de las gogós que lo acompañaban. Leo que se casó con una de ellas.

Alguien no tardó en acuñar el término, canción del verano, género o subgénero, según opiniones, que pareció creado para él. Quizás él mismo lo creó. El caso es que cada verano se asomaba con su propuesta festiva para regocijo y oportunidad de todas las orquestillas de verbena. De este modo conocimos el Bimbó; el Kumbo; Carnaval, carnaval; Macumba; mi Cafetal; El negro no puede; el Chiringuito; la Barbacoa… como me gusta la barbecue. Las décadas de los 70, 80 y 90 fueron las de su reinado veraniego.

Llegó el nuevo milenio y con él nuevos gustos. Georgie Dann ya cuanto apenas aparecía, pero se seguía hablando del rey de la canción del verano, a pesar de los King África, Misiego y demás postulantes a suceder al que marcó un camino, sencillo en apariencia, pero difícil de transitar.

En cuanto a sus coreografías, después de Castchock, que fue avis rara, pues aún no había encontrado su camino, el resto diríamos que una cosa es lo que hacen las bailarinas que le acompañan, otra lo que hace él, que es siempre lo mismo con ligerísimas variantes; andar sobre el escenario como quien trastabilla continuamente, rompiendo la monotonía con algún volantín o media vuelta y, de vez en cuando maniobra de brazos como una rémora del primer Casatchock.

Georges Mayer Dahan nació en Paris en una familia de músicos. Estudió en el conservatorio, se hizo maestro y cuentan que cuando no hacía cabriolas en las salas de fiestas televisivas, se le podía ver en pequeños clubs de Jazz parisinos tocando el saxofón.

Ya no salía en las televisiones, pero seguía en el subconsciente colectivo como si nunca se hubiera ido. Ahora se ha ido, pero algunos no nos lo creemos.

Porque la gente vive criticando
Me paso la vida sin pensar en  na.
Pero no estás viendo que yo soy el hombre
Que tengo un hermoso y lindo cafetal.

Deja, mulata, que digan los demás
Que siempre habla el que tiene que callar
Yo tengo mi cafetal y tú ya no tienes  na.
Pero la vida te puede demostrar
Que mi cariño es sincero y de verdad.

Georges Mayer Dahan. (Paris 1940 – Madrid 2021)

El Morocho del Abasto

HISTORIA DEL HOMBRE QUE NO PUDO SALIR DE PASEO, POR ARBITRARIEDAD DEL PODER, DESDE GODELLA A LA UNA DE LA MATINA.

HISTORIA DEL HOMBRE QUE NO PUDO SALIR DE PASEO, POR ARBITRARIEDAD DEL PODER, DESDE GODELLA A LA UNA DE LA MATINA.

 

MUNICIPIOS-VALENCIA-26-07-2021-webEl hombre se vió ahogado, quebrado en su voluntad de seguir, un día más, su paseo calmo, reconstituyente, vigorizante, ecológico, bienhechor, solidario con la naturaleza, sedante…

El Virrey, nuestro señor, de la Taifa de Valencia, había mandado teñir de rojo

 

El Morocho del Abasto

Para entender los antecedentes, pinche aquí, si se desea.

HISTORIA DE UN HOMBRE QUE SALIENDO DE GODELLA, QUISO PASEAR EN LA MADRUGADA DE UN DÍA CUALQUIERA, SIN CONTRAVENIR EL VERGONZOSO TOQUE DE QUEDA.

 

            HISTORIA DE UN HOMBRE QUE SALIENDO DE GODELLA, QUISO PASEAR EN LA MADRUGADA DE UN DÍA CUALQUIERA, SIN CONTRAVENIR EL VERGONZOSO TOQUE DE QUEDA.

        MUNICIPIOS-VALENCIIA-WEB    Restituto García Hildegard, Resti, para los más allegados, acabó de cenar a eso de las once de la noche, como casi siempre, ya que pudiendo comenzar a las diez, ¿para qué hacerlo antes? Tras departir un lapso con los suyos, justo el que lo separaba de la medianoche, agarró la bolsa de la basura, salió de su casa y la depositó en el contenedor que lucía abierto y hediondo. Cerró la tapa, enmendando de esta suerte la nefasta costumbre, seguramente consigna municipal, de dejarla insalubremente abierta en tiempos de plaga coronavírica.

            Fiel seguidor de la máxima que proclama que la comida ha de ser sesteada y la cena paseada, decidió cumplir con esta recomendación. Mas una cortapisa se interponía en sus higiénicos deseos vía bando o decreto del Virrey, nuestro Señor de la Taifa de Valencia. Siempre el poder tiene querencia en impedir el libre albedrio.

            A la vista del mapa, no podía alargarse en el paseo hasta su querida Malvarrosa, ni a la contigua Burjassot, cuya raya divisoria es una calle de tan ingenioso nombre, ni a la vecina Paterna. Avanzaba sin prisa hacia la hora fatídica; la una de la madrugada y en esas tierras sombreadas en rojo pálido, algo peligrosísimo, seguramente ocurriría. Estaba prohibido transitar por ellas, so penas contra la reputación y la hacienda. Lo dijo el Virrey en pública comparecencia.

            Había de seguir senderos de huerta, pensó, hasta el próspero Rocafort y de ahí, si los pies aún marchaban… ¡Porras! Era callejón sin salida.

            Nunca lo había razonado, pero una nueva visual al mapa maldito, le marcó la ruta a seguir; marchando siempre hacia el norte, llegaría al término de Bétera, grande como una provincia y de ahí al mundo.

            Si alguien pensare que las fatigas de maese Restituto son rebuscadas, afectadas, fingidas, retóricas, habremos de indicar que la libre circulación de individuos por todo el territorio nacional es uno de los grandes derechos que reconoce nuestra Constitución y que creímos inalienable. Pero se está conculcando, continua y sistemáticamente, junto con otro buen puñado de derechos y libertades fundamentales.

            La pregunta que clama como un grito, como un desgarro interior, es ¿por qué somos tan mansos? ¿Por qué nos dejamos pisotear de esa manera? ¿Por qué estos virreyes de las diferentes Taifas, se arroban el poder y se lo permitimos, de decidir quién puede trabajar y quién no? ¿Qué legitimidad les asiste para ordenar y modificar, de la noche a la mañana, el horario de cierre? ¿Qué saben ellos, que no nos conocen y aún, nos desconocen, lo que es bueno para nosotros? No somos masa, aunque, en gran medida, así nos comportemos. Somos un conjunto de individuos y cada uno tiene derecho a su individualidad si a ella quiere acogerse.

            Cuando se diseña, por hacer algo, una medida supuestamente encaminada a velar, como así se aduce, por nuestra salud… Si el fin realmente fuera la salud, habría que exigir que a los enfermos se les atendiera presencialmente, no habría que suspender tratamientos a crónicos, no habría que posponer operaciones in aeternum; habría que permitir a la gente trabajar, pues poder llenar la olla familiar también, señorías, es salud. Cuando las medidas son arbitrarias y no se vislumbran encaminadas a la consecución del supuesto fin, se produce la desafección de la ciudadanía. De todas ellas, el toque de queda, el impedir la libre circulación es una de las más vergonzosas y vergonzantes. Transmitir el truculento mensaje de que el virus es especialmente dañino en las horas brujas es tan absurdo como querer poner puertas al campo. El que no se reúne de noche, lo hace de día. La prohibición no comprendida, hace agudizar el ingenio y desarrolla estrategias para burlarla.

            Ser gregario es la otra opción. El individuo que aspira a ser libre no afea la conducta del gregario; lo deja en paz; no se ocupa de él.

            Los Mandamientos de la Nueva Normalidad, se encierran en tres: prohibir, sancionar y recaudar. La Normalidad, inexistente, quizás será nueva, pero sus mandamientos son eternos; los de siempre.

            Restituto, de regreso, sin darse cuenta, apareció en el mercado viejo de Moncada, Se sentó bajo el cobertizo y sobre uno de los bancos, pero ya clareaba el día; eran las seis y cuarto. Y vio que todo estaba como antes; nada había pasado ¿o sí?

            El Morocho del Abasto.