La Librería sobre el Jardín.

2-REGISTRO-ABIERTOLa Librería sobre el Jardín.

Una de las ventajas de escribir en dos blogs o cuadernos cibernéticos es que, habiendo escrito en uno por considerar la temática más acorde a lo que en él se trata, permite, sin embargo, en el otro, colgar el enlace al primero.

Así lo hemos hecho. Confiamos en que la experiencia sea de su agrado

El Morocho del Abasto

 

http://blog.msal-delinea.com/la-libreria-sobre-el-jardin/

 

EL SEXO DE LOS JUGUETES.

            EL SEXO DE LOS JUGUETES.

 

LOTE-ENCAPSULADO-WEB           El hombre rumiaba ideas sobre el sexo. Más específicamente sobre la palabra sexo. Que no es lo mismo. Razonaba que el vocablo se había extralimitado de su campo semántico. Por los ideólogos, charlatanes, meritorios, fundamentalistas y demás acólitos del Pensamiento Único de nuestros días. Era muy consciente de que esta enumeración, formulada según el castellano por él aprendido, que acuerda el plural, expresado en masculino para el colectivo de mujeres y hombres, aún sonando a mofa o ligeramente despectivo, nunca despertaría las iras que de hecho despertaría, caso de elegir el resbaladizo lenguaje, bautizado: inclusivo y se refiriera a tal nómina, siguiendo el ejemplo de Unidas Podemos con los femeninos, esto es: ideólogas, charlatanas, meritorias…

No era dado a tales excesos, pero consideraba a la mujer de sexo femenino y al hombre de sexo masculino, Vaya obviedad —se decía. Sí, pero la escoba —añadía para sus adentros— no tiene sexo y es de género femenino y el automóvil, que tampoco lo tiene, aunque a veces lo parezca, es de género masculino, independientemente de que la una o el otro sea utilizado por una mujer, o por un hombre.

Es obvio —continuó con su razonamiento—, pero de nuestros días, llamar a las cosas por su nombre, parece de lo más subversivo.

El hombre quería hacer un regalo. De eso nadie se asombre, pues es una pulsión que a veces asalta a los varones. Podría haber buscado en un bazar oriental, lo más socorrido, o en un gran almacén, pero decidió hacerlo en el lugar que consideraba propio al asunto, esto es; una tienda de juguetes, de toda la vida, de esas que tienen los días contados. De esas que, buscando con mimo, todavía es posible hallar. El juguete manual, el de palpar, acariciar o destrozar, ha caído en el olvido, en favor de sensaciones virtuales sobre pantalla plana. Salvo para los más pequeños, eso cree el hombre.

—Buenos días.

—Buenos días, señor; ¿en qué puedo ayudarle?

La dependienta, mujer agradable, de las que en otros tiempos se decía, de mediana edad, bien conservada, deja lo que está haciendo y le mira. No parece que haya nadie más en la tienda.

—Quiero hacer un regalo, de esos que hoy en día se tildaría de sexista.

—Ay, ay, ay, a ver.

—¿Tiene una escobita con su recogedorcito, de esas que en otros tiempos se regalaba a las niñas, con gran deleite de ellas, por cierto?

—Venga conmigo.

El hombre la sigue. Al llegar al final de la pared, cubierta de estantes, la dependienta tuerce a la izquierda; el hombre tras ella. La mujer, sin girarse, le comenta.

—Tiene usted razón; hoy en día todo es sexista, machista o políticamente incorrecto. Un pueblo que reniega de sus tradiciones… Bueno ya hemos llegado. Mire, tengo este carrito surtido con escobita, fregona pozalito… o bien esto otro.

Esto otro resulta ser un panel de cartón que soporta una escobita, palita, esponjita en forma de estrella cepillito y botellita de detergente líquido. Un lotecito. Todo ello, encapsulado en plástico.

Yo, la verdad, con esto tengo bastante —dice el hombre señalando la escoba y la pala.

—Lo siento, viene todo junto.

—Me quedo pues el lote pequeño, el encapsulado.

El hombre paga, el precio es cinco céntimos menos de cuatro euros. No se olviden de que es un juguete al estilo de los de antes, de los que se solía ofrecer a las niñas, pero fabricado en… Dios sabe dónde. Sale a la calle.

Camina con una sensación extraña. Es la idea perversa de cargar con un lote, cuando sólo interesa un producto del conjunto, por la frívola razón de que es barato. Camina tan ensimismado con estas cuitas que no logra esquivar a una señora que se le viene encima.

—Disculpe señora, no la había visto.

—Pero Manolín, ¿es que no me reconoces?

Sólo puede llamarle así alguien que le conozca de la infancia. Y de la infancia reconoce a Jeseus, una muchacha que pasó de niña a mujer al tiempo que se hizo militante.

Ante su silencio, ella repregunta:

—Pero, bueno hombre, ¿Qué haces por aquí?

—Si me moviera la curiosidad, te lo preguntaría yo a ti. En realidad, este es mi barrio de adopción, te lo aclaro; es la zona en que trabajo. Vengo de la juguetería esa de ahí, de comprar un juguete. Eso es todo.

—Ay, ¡enséñamelo!

—Bueno, si no es nada, una tontería.

El hombre extrae de una bolsa de plástico amarilla, por la que le han redondeado a 4 euros, su flamante lote.

Jeseus arruga el morrito y exclama:

—Pero Manolín, no me esperaba esto de ti, ¿tú sabes lo que estás haciendo? ¿Sabes el trauma que le vas a crear a la pobre niña? ¿Dónde dices que lo has comprado? Me van a oir. Y tú, eres un sexista, un machista yuxtaposicional.

¿Machista yuxtaposicional? —piensa el hombre— ¿Qué será eso? Además, trauma, ¿qué trauma? Conoce algunas chicas ya talluditas, que tal vez en su tierna infancia, recibieron ese peligroso juguete y están tan traumatizadas que dejan que sus madres, incluso sus padres, se sigan ocupando de la limpieza.

—Es para un niño —no sabe por qué lo dice, pero le sale así.

—Anda, que tierno, habérmelo dicho antes. Eres tan delicado… ¡Que sensible! ¿Tienes un poco de tiempo libre? Yo sí, anda vente a mi casa y te invito a un té bergamota. ¿Te apetece?

—¡Un té bergamota! A ver quién es el guapo que se resiste a tal proposición. Vamos, te acompaño.

El té resultó amargo, pues el azúcar es malísima para la salud. Así lo dijo Jeseus. Sin embargo, tras la infusión y su amargura, se le mostró ofrecida la miel de sus labios, pues aunque habrá quien lo dude, incluso las militantes, a veces, necesitan un cuerpo que acariciar. Incluso de varón.

Tras los goces, sus fatigas y suspiros, la mujer, sintiéndose obligada, según las leyes de la hospitalidad, toda candor, le propone.

—Queda todavía algo de té. Se habrá enfriado, pero fresquito también está muy bueno.

El hombre se siento violentado. ¿Qué necesidad hay de pasar otro trago amargo? Este atentado le hace reaccionar, sin medir las consecuencias.

—¿Sabes, querida? En verdad el regalo es para una mujer.

¿Cóoomo? Pero tú eres lo peor, ¡Márchate, vete de mi casa! Mira que venir con engaños para abusar de una pobre mujer. ¡Devuélveme el polvo que te he dado!

—Bueno, bueno, eso de que me has dado —responde el hombre, al tiempo que se viste—. En todo caso ha sido un polvo compartido, como las tareas del hogar. ¿No te parece?

De nuevo en la calle, el hombre transportaba su pesada carga, liviana en gramos; mucho menos de un kilo, pero incendiaria, casi subversiva, Dobló el cartón hacia el interior de la bolsa amarilla de 5 céntimos, para que nadie adivinara su contenido ¿Le doy una bolsa —había preguntado la dependienta antes de redondearle el precio? Vale —le había respondido. Así serán cuatro —resolvió la mujer. Entonces me la cobra —replicó el hombre. Por eso le he preguntado —sentenció.

El hombre llegó a su destino.

—Allô

Podría haber preguntado, ¿quién es?, pero ella era así al telefonillo del portero automático.

—L’inconnu —respondió el hombre; dónde las dan, las toman.

Aun así, la puerta del zaguán se abrió con un zumbido de abejorro gigante. El hombre subió en ascensor, no diremos hasta qué nivel, para no dar pistas.

La mujer abrió la puerta de la vivienda. El hombre entró, no sin frotar su calzado en el felpudo.

—Bonjour —saludó, siguiendo en clave francesa.

Y se produjo la “bise” que es como los franceses llaman el saludo con dos besos, o con tres, que también en esto son excesivos.

—Mira lo que te he traído —anunció depositando sobre la mesa, muy elegante por cierto, su pesado-liviano cargamento.

La mujer con la inherente, curiosidad femenina —pido perdón si con esta apreciación hiero sensibilidades —razonó el hombre, exclamó:

—Ay, ¿me has traído algo?

—Claro, tómalo, tuyo es, mío no.

—Anda ¿y esto? —reaccionó la mujer al contemplar el lote.

—Ábrelo, por favor y exponlo sobre la mesa.

Así se hizo y el hombre sacó su telefonillo portátil y fotografió el lote, bien dispuesto. Ésta es la imagen que tomó.

LOTE-SUELTO-WEB           —Bueno querido, no te voy decir que no es bonito, pero ¿qué quieres que haga con todo esto? Mi hija creció ya tanto que, ahora prefiere otro tipo de juegos…

El hombre sonríe. Toma la escobita, haciendo caso omiso del resto. Retira el mango de la misma, que la mujer había montado. Su longitud es de apenas unos treinta o treinta y cinco centímetros. Entonces, extrae un palito de madera, redondo, de 1 centímetro de diámetro, en el que nadie había reparado: ni la dependienta de la tienda; ni Jeseus, la militante; ni la mujer que habita un piso alto, cuyo nivel no diremos, para no dar pistas y lo instala a modo de mango, mucho más largo y funcional.

—Toma —le ofrece a la mujer—. Aquí tienes este ingenio, mitad comercial, mitad casero, para poder barrer el exiguo hueco entre la nevera y la pared. ¿Qué te parece?

—Genial —reacciona la mujer—. Muchas gracias. Pero ahora, el resto del lote te lo llevarás; ¿no es as´?

—Permíteme que te lo deje en custodia. No sabes el peligro que conlleva transitar con él por la calle.

 

El Morocho del Abasto.

Alma Orillera

Alma Orillera.


La Rae, da para el término orillero, esta pobre entrada.

orillero, ra
De orilla1.
1. adj. Arg., Cuba, El Salv., Guat., Nic., Par., R. Dom., Ur. y Ven. arrabalero. U. t. c. s.
2. m. Cazador que caza junto a los límites exteriores de un coto.

20-BURJASSOT-GODELLA

El Orillero, según definición muy particular, sería aquél que no es de ningún sitio y de los dos a la vez. El que ve los defectos de las dos partes, pero también las virtudes. El que no se decanta y trata a los dos por igual. El que aspira a ser querido en ambas zonas. La zona orillera es el espacio común para la convivencia. No es el espacio físico aunque también; es el espacio emocional.
Mientras, hablen otros del gobierno, del mundo y sus monarquías… (Luis de Góngora)

El Morocho del Abasto.

Gran Visir

 GRAN-VISIR-PICARON        Gran Visir.

         En Valencia, su pueblo, que no el mío, se me ha muerto José Vicente Albiac, con quien tanto quería. (*).

         Te fuiste galante, como tú eras, cediéndole el paso al zaguán a tus vecinos, a los que no diste tiempo a sujetarte. Fue tu única descortesía; te desplomaste y ya nada se pudo hacer. Tu desplome quedó en el secreto de los íntimos más cercanos, de tus vecinos, de tu familia…

         Sólo cuando tu viuda; que palabra tan frívola: en verdad tu compañera de todas las navegaciones tuvo el ánimo de comunicarlo a los de la siguiente onda, pues el dolor es como un seísmo, que tiene su epicentro y se va extendiendo en ondas… Pues la onda me llegó veinte días después, mientras caminaba por una de las callejas de tu centro querido. Amparo, me dijo: ¿estás sentado? Y se cortó la comunicación. Al cabo de unos minutos volvíamos a hablar, pero ya no era necesario; ya lo sabía.

         He tardado un tiempo en decidir si escribir para mí y con ello explicarme, acaso para Amparo y dejarlo en una nueva complicidad que nunca tuvimos, pero descifrando el enigma, lo escribo para ti y aunque eras celoso de tu intimidad, tengo el pálpito de que apruebas que lo esparza a los cuatro vientos, como las cenizas de una amistad que tan sólo la muerte ha conseguido cremar. Amigo ausente pero presente, escribo para ti, pero a la vez para que todos puedan leerlo, pues las líneas que siguen no hablan de mi dolor, sino de ti y de la alegría de haberte conocido.

         Ando algún tiempo pensando, quizás unos años, que en los tiempos cibernéticos que corren, el que cruza la línea postrera, aparte de lo que lleva en los bolsillos, cachivaches en los cajones, acaso algún secretillo entre las páginas de un libro, deudas o algún patrimonio suculento; afectos y llantos, deja un mundillo intangible relativamente moderno: Claves de telefonillo portátil, listas de contactos, escritos en alguna carpeta recóndita del computador personal, enlaces y publicaciones en las redes sociales… Queda por tanto, un ordenador mudo y ciego, como una piedra y unas historias inacabadas acaso en Facebook, Twitter u otras redes.

  GRAN-VISIR-MIRANDO-WEB       Tu última publicación en Facebook es del 22 de abril del presente, 2018, en el que una foto muestra un caballo yaciente sobre un adoquinado y un mensaje que reza así: Hola a todos, ¿podéis firmar esta petición? NO MáS COCHES DE CABALLOS EN SEVILLA. Desplegando la noticia se lee que, con alguna frecuencia mueren caballos en las calles de Sevilla de inanición, de fatiga y de exposición al sol mientras transportan turistas. Nunca firmo peticiones, pero he hecho una excepción; no por la causa, sino por ti; es mi pequeño homenaje.

         Sé que te hubiera gustado, pues los animalitos, como decías, te tocaban la fibra sensible, como la naturaleza en general, y el mar en particular, ese mar mediterráneo que aprendiste a amar, acaso cuando empezaste a rondar a tu chica cabañalera. Ese mar y ese puerto de Valencia, que fue joya del Mediterráneo, ahora en retroceso y camino de nada; contenedores impersonales para el turismo masivo… ¿Y la lámina de agua?, te preguntabas y les preguntabas desde la terraza del ático de una prima que daba a lo que fue el puerto. Mientras yo me asome aquí, respondías en un monólogo para todos los congregados, y pueda ver que la lámina de agua no decrece, aún conservo una cierta esperanza.

         ¿Qué causas perdidas andarás ahora a buscar? Nadie se lleva nada; lo intentaron los antiguos egipcios haciéndose enterrar con sus riquezas, pero tú, estoy seguro, te llevaste un bolígrafo, un carboncillo, o más modernamente una Tablet, para perseguir a los arcángeles, a las almas en pena, a los resucitados; a toda fauna celestial o en tránsito que hallares, para pedirles una firma por la salvación de las ballenas celestes, las encinas del purgatorio o los cachorros huerfanitos.

         Activista antitabaco de vocación, fraguada como todo lo que perdura; desde la infancia, cuando cada cajón era un almacén tabaquero, cuando en la Ciudad Luz: Valencia, ríanse de París, la niebla sempiterna en la casa de las cinco de la tarde, niebla de humo de cigarro lo cubría todo. Tus evocaciones de niño lo eran de un señor todopoderoso y todo-fumante que, aun perdiendo dedos por el mal que le minaba, entonaba odas al dios del tabaco para que al menos le conservara dos para sujetar el cigarrillo.

         Evocaciones, hechos que no presencié, pero tu relato minucioso me hacía vivirlos y aún hoy recuerdo, como si a mí me hubiera pasado, la meticulosidad dominguera con la que tu madre, esa dama que te precedió por poco en el viaje postrero, te vistió con zapatos charolados y calcetinitos blancos, como correspondía a un niño bien, para las pruebas de ingreso al colegio religioso por ella pretendido. La primera prueba fue de gimnasia, me dijiste y añadiste: ya me parecía que aquellos niños vestían muy raro.

         Anécdotas que podrían quedar en lo privado, pero ¿no es la obra cumbre de la literatura española y universal, otra cosa que las anécdotas y vicisitudes de dos amigos tan dispares como Sancho y don Quijote? No aspiramos, misión imposible, a la gloria de Cervantes, ni tan siquiera a la Glorieta de Quevedo, pero fuimos Sancho y Quijote; que cada cual haga el reparto, como en aquella tarde ventosa antecámara de tormenta. Tu clienta la Reina del Cabañal, reclamaba como suyos los terrenos ante un inmueble que también pretendía. Allá nos fuimos: los terrenos, en verdad eran todo un frente litoral de costa, de playa de la Malvarrosa. Y como quien no quiere la cosa, Quijote y Sancho, Sancho y Quijote se pusieron, nos pusimos a medir la playa. Jalones, jabalina en nuestro argot, mira telescópica, cinta métrica vencida por el viento… Coreografía de locura, vociferando medidas, el papel que se doblegaba por la fuerza de Eolo, negándose a recibir el apunte de un Sancho alfabeto. Extenuación y júbilo resultante. ¡Mi señor don Quijote, hemos medido la Malvarrosa! Hoy, mi señor don Quijote, mientras esto escribía, busqué entre carpetas vetustas, la anotación imposible, el croquis maltratado, acaso el plano resultante. Afortunadamente, para no sonrojarme de lo naifs que fuimos, el papel no apareció.

         Aquella tarde, tuviste un descuido, se te olvidó que el mar es de todos y de nadie, la playa también, o ¿es que quisiste certificarle a tu clienta la ilusión de que podría acotar la playa? Claro, ella venía de aquellos tiempos en que esto y casi todo era posible.

         Para un piscis como tú, cualquier pretexto para recordarlo era bueno, cefalópodos, lamelibranquios, crustáceos, pescado blanco azul y el rojo salmonete, todo animal marino comestible era bien recibido en tu mesa. ¡Ah, como buen piscis…!, repetías. Un día, continuando en esta clave marinera, recuerdo cuando me contabas tu teoría, una de ellas, filosofía de bon vivant. No quiero empeñarme ni en coche ni en piso, si para ello tengo que renunciar a mi forma de vida. Si por ir apretado tengo que renunciar a la mojama y recurrir a la humilde sardina; no por devoción, pues voluntariamente la sardina es exquisita, pero si es por renuncia no quiero. Por lo tanto, no quiero ni ese coche ni ese piso, que me haga caer en esta renuncia a los placeres cotidianos.

DE-ECONOMIA-WEB         ¿Cuántas cosas quedan por escribir? No hablo de lo pasado, mas de lo que estaba por venir, o así lo creíamos. Y si de escribir hablamos, quedan vacuas aquellas páginas de economía que íbamos a escribir según una forma muy particular de entender el toreo al alimón: Tú las inspirarías y yo las escribiría. Más que como escribano, como un amanuense con opinión.

         ¿Cuantas raciones de puntilla de calamar, amigo piscis, se quedan por ser consumidas mano a mano, tête a tête, como dice el afrancesado que llevo dentro y que a ti tanto te gustaba que sacara a pasear? ¿Cuántos hectólitros de cerveza vamos a perdonar? No puedo tomar ni beber el doble; son censuras propias de cumplir años, pero sí que seguiré haciéndolo por los dos. Allí ´en ese local, donde tú, como entendido, decías que se servía una de las mejores puntillas.

         En Valencia, su pueblo, que ahora también es un poco el mío.

         Desde el Escorial de Godella a 12 de junio de 2018.

         Manuel Salvador Redón

(*)        Los grandes poetas del pasado, esos que el pueblo canta, movidos de su generosidad, permiten que los que no tenemos su talento usemos de sus versos y los adaptemos a nuestros estados de ánimo, a veces transformándolos. Claro, que lo pobres, ¿qué van a decir?

        

LA VERDAD SOBRE EL CASO GÜRTEL. RESOLUCION DEL MISTERIO

 

           LA VERDAD SOBRE EL CASO GÜRTEL. RESOLUCION DEL MISTERIO.

 

Vaya por delante, para ilustrar esta fábula, que Gürtel es palabra alemana y significa: correa, cinturón.

            Érase una vez un hombre llamado Mariano, el nombre es aleatorio; no se piensen otra cosa.

GUrtel-Braun

Lucía un hermoso cinturón marrón, para que no se le cayeran los calzones como le ocurre a la mayoría de los varones. Las mujeres, merced a sus caderas, es otra cosa; pueden portarlos o no.

GURTEL-SCHWARZ

 

           Con el mismo fin, otras veces, lucía uno negro.

            ¿Será que tiene dos cinturones?, se preguntaban admirados los habitantes del lugar.

Una vez, su asistenta dio la clave. Hizo esta fotografía. Se trataba de un único cinturón reversible. Fin del misterio.

          El Morocho del Abasto

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BURJASSOT LLIBRES.

                BURJASSOT LLIBRES.

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     Cuando casi se acaba Burjassot, lo dice alguien que viene desde Godella, situando nuestra espalda sobre la que fuera puerta del Viejo Mercado de Burjassot a la calle de Jorge Juan, ahora enrejado cerrado, enfrente, se abre la calle del Mestre Ferrando Martín. Ésta, tras transitar unos metros en llano, comienza un descenso casi vertiginoso hasta el emplazamiento de los barracones del mercado actual.

     Dos puntas tiene el camino y  en las dos alguien me aguarda. Suerte tenía el arriero que en Chile le aguardaba una chilena y  de este lado una cuyana. En nuestro caso, del lado alto, queda la tradición, el edificio, el cobertizo; la pequeña joya arquitectónica y del otro lado la nada. Y las viandas. También el Centro de Salud.

BURJASSOT-LLIBRES-3     Un servidor acostumbra ir con su bicicleta modelo comprilla de los sábados, la que lleva una cestilla atada. Al llegar al antiguo Mercado, paradoja curiosa, ya  ha hecho la comprilla. Se deja caer por la pendiente para encontrarse con un viejo amigo que monta mercadito los sábados en el lugar robado al antiguo campo de futbol de La Granja, sino… a buena hora, se le podría localizar por allí.

BURJASSOT-LLIBRES-2     Y al llegar al segundo cruce, en el delirante descenso, hala; sin previo aviso, una librería superviviente. después de 19-20 años en el mismo emplazamiento, me comenta Rafa, su regente. Antes estuvo en otro sitio, compartiendo el uso de papelería.

     La conversación se estableció poco a poco; no fue un flechazo. Le visité varias veces, siempre en sábado. Su hermana Tere añadía una nota de entusiasmo. Llegué a mostrarme pesimista; creí que no lo traería, pero a la cuarta semana, mi libro cuentos Arquitectónicos, llegó.

     El local, sin ser grande es espacioso, bien ventilado e iluminado vuelca a dos calles: a la de Mariana Pineda de la que toma la razón social y a la del mentado Mestre Ferrando Martín. No hay apelotonamiento, luego los volúmenes reposan con dignidad exponiendo sus lomos a las miradas concupiscentes de los eventuales lectores.

     Tras la amplia vidriera, sobre el estante preciso, custodiado entre superventas del momento, agradece con respeto la estimulante  proximidad  de una primera antología en valencià del poeta pastor.

BURJASSOT-LLIBRES-1Sí, mi libro Cuentos Arquitectónicos queda en buena compañía.

El Morocho del Abasto

Regalos Navideños

        Regalos Navideños

 

     EVA-A P-R Y como todos los años, llegó el momento, tras la comida navideña, sobre las cinco y media o seis de la tarde, de repartir los regalos. El paquete que tenía mi nombre rotulado, más que mi nombre, mi ocupación: papá, presentaba forma paralelepípeda que dejaba poco espacio a la duda. Tomado en la mano diestra y sopesado, la duda fingida inicial, desapareció, A ello ayudó notablemente, un pequeño roto que presentaba el envoltorio, justo en un cantito que dejaba ver un atisbo del corte delantero.

     PCH-4 Vaya, un libro; además un libro de otro. Para un autor novel que acaba de sacar su ópera prima, en mi caso Cuentos Arquitectónicos, que todavía está en fase de promoción, puede parecer una ofensa. Pero, justo es reconocerlo; uno no ha llegado a escritor, más que, sobre todas las cosas, a base de leer.  Abierto el envoltorio, un nombre, Eva, dominaba en blanco sobre un fondo negro. Más arriba, en la portada, sobre un picado, término fotográfico, mostrando una pareja; elegante ella, de gabardina él y tocado de sombrero a juego,  se leía: Arturo Pérez-Reverte. El maestro Reverte, me descubro ante él. Sé que no pasa por sus mejores momentos de aceptación; es el precio que hay que pagar pos ser opinador sin tapujos. Se le acusa de haberse radicalizado en la idea de España. Mas ¿qué otra cosa puede hacer? Sus detractores no comprenden, quizás, que a él le duele España. No le duele desde que tiene uso de razón, sino de mucho antes; de los tiempos de don Francisco de Quevedo o antes.

      Llegados a este punto conviene traer los versos de Jaime Gil de  Biedma que cantara y  canta Paco Ibáñez.

Triste historia

De todas las historias de la Historia

la más triste sin duda es la de España,
porque termina mal. Como si el hombre,
harto ya de luchar con sus demonios,
quisiera terminar con esa historia
de ese país de todos los demonios.

A menudo he pensado en esos hombres,
a menudo he pensado en la pobreza
de este país de todos los demonios.
Y a menudo he pensado en otra historia
distinta y menos triste; en otra España,
en donde ya no cuenten los demonios.

Pido que España expulse a esos demonios.
Que sea el hombre el dueño de su historia.
De todas las historias de la Historia
la más triste sin duda es la de España.

 PIETR-LE-LETON           Bien, el caso es que, sin motivo aparente, una concatenación surrealista e imposible me llevó a pensar en Georges Simenon, el autor de unos ochenta Maigret, centenares de novelas y millares de cuentos. El hombre excesivo, pero que todo lo escribía bien. No se notaba la premura, ni la velocidad con que lo hacía. Sus novelas no estaban contagiadas de ese vértigo, antes al contrario, gozaban de una serenidad, que le otorgaba sus dotes de narrador, su genio para contar historias. Naturalmente, un hombre que escribía con esa facilidad insultante, jamás fue nominado para el Nobel, ni elevado al Olimpo de la Letras.

            Por eso y por “méritos” propios, resulta insultante la concesión del Nobel 2014 a Patrick Modiano. Es frivolidad, mía, lo reconozco juzgarlo tan solo por dos novelas que he leído, una, Barrio Maldito, novela aceptable, con un final fraudulento y otra, llamada novela, una de la trilogía de la ocupación en la que se fundamentaba el premio, La Place de l’Étoile, un escrito delirante que carece de todo elemento del que debiera constar una novela.

            Siguiendo este repaso, poco amable, a los considerados grandes, me repugnó La Metamorfosis de Kafka, me irritó Rayuela de Cortázar, que no conseguí terminar, pero en su favor diré, que desagradándome, de alguna manera me cautivó, pues aún rememoro pasajes que no he olvidado, cosa que no me ocurre con otras novelas más amables. Me hizo bostezar a intervalos 100 años de soledad con la nómina interminable de Aurelianos Buendía.

            Y me pregunto, estos considerados grandes genios, ¿escribían mal? En absoluto, eran maestros del  lenguaje. Por lo tanto, llego a la conclusión de que es la historia que narran, a la que no he sido sensible.

            Si vamos a algunos de los grandes, que sí, que sí me han entusiasmado: Flaubert, con su Madame Bovary; Maupassant con su Bel Ami… Otros, que sin entusiasmar, me han gustado: Alexandre Dumas con sus Tres Mosqueteros, algo menos, Sthendal con su Le Rouge et Le Noir, Camus con su L’Étranger…

            Pero para mí, todos palidecen al lado de Simenon. ¿Será por mi ascendencia plebeya? Por eso, sigo siendo entusiasta de Pérez-Reverte. Veremos, tras la lectura de Eva…

            El Morocho del Abasto

UNE ANNÉE INCONTOURNABLE. Le Règne des C2 de Français.

 

UNE ANNÉE INCONTOURNABLE.  Le Règne des C2 de Français.

AMAYA-CUADRO-COMPLETO-CON-FIRMA-WEBToute ressemblance avec des personnes existantes ou ayant existé est purement fortuite.

Le Règne des C2 de la première averse des C2 de français des Espagnes est prêt à se terminer. D’autres viendront avec leur couronne, plus ou moins préparés ; seulement, ils ne seront pas les premiers. Combien en seront-ils ? Peu importe ! Et en plus, cela a-t-il l’importance, être les premiers ? Ce n’est point une course ! Et enfin, outre que pour la satisfaction personnelle, ça ne sert à rien de pratique.

On ne peut même pas exhiber ce  diplôme ailleurs nos frontières. Et dans les nôtres ? Est-ce que ça sert à quelque chose dire : Moi, j’appartiens au Règne des Francophones espagnoles ?

Personne n’y attache aucune importance. Ni M. Hollande, ni son tout-puissant Ministre Valls n’ont proposé nulle réception…

L’importance donc, est chose de l’intérieur ; affaire de l’âme. Fierté d’appartenir à un groupe réduit. Groupe, si censé de devenir plus nombreux, ces derniers venus, ne feront que s’ajouter au noyau fondateur ; aux pionniers. Par conséquent, cet article n’est qu’un exercice de fierté ; de nombrilisme.

Et cet écrit se termine comme il a commencé : Toute ressemblance avec des personnes existantes ou ayant existé es purement fortuite.

Le Règne en images :


M-Papillon-WEB

Mme-Signature-WEB

Soeurs-Anton-WEB

 

MAGIA-WEBINMA-WEBJEROME-AUX-CANARIES-web

VALIA-2AMAYA-WEB

AMAYA-CUADRO-COMPLETO-CON-FIRMA-WEBCOQ-MARTINEZ-color-web
HOMBRE-MARRON-DE-ESPALDAS-web

 

 

As Sessenta e nove mais Dez da Língua Portuguesa.

      As Sessenta e nove mais Dez da Língua Portuguesa.

CAPÉU-DE-CHUVA-POR-MANUEL-GEOMETRA

Não peço desculpas porque ainda não ofendi. A primeira impressão de um espanhol  com a língua portuguesa é que é uma língua primitiva. Como quando crianças falamos mal o nosso espanhol. Agora sim, se ofendi peço desculpas. Depois, às vezes, não sempre, mas às vezes descubro uma língua sofisticada, aliás, caprichosa, mas sempre divertida. Posso dizer que gosto de português.

Agora, vou escrever as setenta e nove (sessenta e nove mais dez) pérolas do português do primeiro quadrimestre do primeiro ano. Não é sempre o mais importante, mas o importante também pode estar. É uma seleção muito pessoal.               Pois vamos lá.

 

As Sessenta e nove

1.         O primeiro dia é a segunda-feira. (Não esta mal, não esta?)
Terça-feira, quarta-feira, quinta-feira, sexta-feira. Sábado e domingo.
Não há primeira-feira!

2.         Chamo-me Manuel /sou o Manuel. E o senhor, como se chama? / Como é que se        chama?

3.         Eu vou lá ter. (esp. ya voy)

4.         Eu sou viúvo.

5.         Além disso. (esp. además)

6.         O que gosta de fazer nos tempos livres?

7.         Gostamos de conhecer as pessoas do formoso mondo. (*)

8.         A Revolução dos Cravos. (*)

9.         As minhas desculpas.

10.       Levantar dinheiro. (esp. sacar dentro)

11.       Um lápis, uma lapiseira (esp. un lápiz, un portaminas) (cat. val. un llápis =una                     llapisera)

12        Puxador, puxe, empurre. (esp. maneta/manivela, tire, empuje)

13.       Talheres: faca, garfo, colher (não traduzo).

14.       Uma imperial, duas imperiais, um fino. (O maravilhoso mondo da cerveja)

15        Escovo os dentes com a escova de dente.

16.       Candeeiro (Todo o que faz luz é um candeeiro, economia da língua).

17.       Bom dia faça o favor de dizer.

18.       Melhor fico no aeroporto! (**)

20.       Adeusinho!

21        O que está a fazer? Esta a dormir.

22        Quem não arrisca não petisca. (*) (esp. quien no arriesga no gana) Petiscar (esp.              picar,            tomar picaditas).

23.       Presunto (esp. jamón) (presunto… lo que nos sirven cuando pedimos jamón                       ibérico)

24.       Uma chávena (esp. una taza) um carioca de limão (agua caliente con rodaja de                limón,   me recuerda una aventura de Astérix que algún día contaré)

25.       Queixo, queijo – doce, marmelada (esp. quijada, queso – mermelada, mermelada                 de     membrillo)

26.       Que horas são? São onzehoras. É uma hora.

27.       Magoar-se, magoado, mágoa. (esp. lastimarse, lastimado, dolor/pena del alma).

28.       Ir ter com alguém. (esp. ir al encuentro de alguien).

29 .      Todo (adjetivo / advérbio) Tudo (pronome)

30.       No entanto (esp. sin embargo)

31.       Por volta das oito / dez, sete… (esp. alrededor de las ocho…)

32        Salsa (esp. perejil), Molho (esp. salsa)

33        Ela ressona (esp. ronca)

34.       Animais de estimação (esp. animales de compañía)

35.       Parvoíces dos políticos (não traduzo)

36.       Todos (palavra mágica) (*)

37        À crase, ã til, á acento agudo, â acento circunflexo.

38.       A ementa, a lista.

39.       Isto é canja (esp. es muy fácil)

40.       Ontem, hoje, amanhã

41.       Troco já!

42.       Onde fica o mondo?

Eu fico duas noites no hotel. O hotel fica no bairro alto. O bairro alto fica na cidade.                A  cidade fica no pais. O pais fica no continente. O continente fica no mondo.

43.       Estou a falar.

44.       Combino com os meus amigos.

45.       Lembrar-se ≠ esquecer-se

46.       Quanto é? Quanto custa? Qual é o preço?

47.       O lusco-fusco (esp. ~penumbra)

48.       Eu convido  a Ágata. Eu convido o João. (não à Ágata, não ao João)

50.       quanto tempo que a Sagrario mora em Valência?

51.       Desde quando é que a Sagrario mora em Valência?

52        Pelos quatro cantos do mondo (*)

53.       Arranjas-te rápido? Também te arranjas? Arranjas-te também rápido? (Os                           mistérios do também)

54.       Aos domingos descansamos.

55.       No domingo passado não descansamos.

56.       Às segundas tenho aulas.

57.       Na segunda próxima combino com amigos.

58.       Aos sábados levanto-me tarde.

59.       No sábado próximo vamos fazer mergulhos.

60.       Tenho que cozinhar = Tenho de cozinhar.

61.       Grande – maior enorme /máximo. Pequeno – mais pequeno – mínimo. Bom / boa –                melhor – ótimo. mau / má – pior – péssimo. Fácil – facílimo – ? Difícil – dificílimo – ?               Giro –  giríssimo – ? Muito – melhor / mais – muitíssimo.

62.       Tarde ≠ cedo.

63.       Longe ≠ perto

64.       Curto ≠ comprido

65.       Largo ≠ estreito

66.       Ótimo, bairro, gaivota. (Simpático como quando fomos crianças)

67.       Vou à casa e pego num chapéu de chuva.Vou para casa e deito-me.

68        Saio de casa

69.       Chego ao trabalho.

 

As Dez Pérolas.

70.       Um chapéu de Chuva.

71.       Um  guarda fatos, um armário embutido.

72.       Conosco (esp. con nosotros)

73        Em dinheiro. A dinheiro vivo.

74.       Não faz mal. Desculpe! Se faz favor. Obrigado! Obrigado eu!

75.       Apanhar – ir.

Eu apanho: o autocarro, o comboio, o metro o elétrico a bicicleta, a trotineta…

Todo o que apanho vou:

Vou de carro                mas vou no carro do Rui (***).
Vou de metro               mas vou no metro nº 5.
Vou de bicicleta           mas vou na bicicleta da Mafalda.(***)

Como o pé, eu não posso apanhar, acho eu:

Vou a
Vou a cavalo (Posso apanhar o cavalo?)

76.       Todos os anos. Às vezes

77.       Está calor aqui, não está? Não tens vinte anos, pois não?

78.       Um espanhol acha:

Quase qualquer português tem um escritório e ao interior uma secretária. Então,                 não são tão pobrinhos , pois não? Segundo então: A secretária é pequena, mais                 pequena ou mínima.

79.       Como conheço bem o que tomo de manhã, não tomo um pequeno-almoço; tomo o               pequeno almoço.

Querem mais alguma coisa?

 

Manuel de Portugal.

ALGUNOS AMIGOS PODEMITAS

                                                         ALGUNOS AMIGOSPODEMITAS

 

morado            Después de escrito, este título me recuerda al de la célebre película de Rob Reiner, Algunos Hombres Buenos. Pero no es esa mi evocación. No es que a los que ahora voy a aludir no sean buenos, que lo son y mucho, mas no por pertenecer a la órbita Podemita, es más; a pesar de esta pertenencia. Lo son por su personalidad, por su talante, por sus valores; por ser amigos, aunque estén teñidos de morado.

            No sólo no ocultan su coqueteo con la Obra, sino que no tienen reparo alguno en pregonarlo en la Plaza Mayor; así pues nadie se ofenderá si aquí publico sus gracias: Le Grand Maître y el Gran Visir. Ambos grandes, como pueden deducir.

            Resulta que trataba de quedar con ellos para almorzar y para comer. No el mismo día, ni con los dos a la vez. Por separado. No obstante, esta sencilla frase que abre el párrafo merece alguna aclaración. Almorzar, es el término que usa la gente de calidad, léase fina, para la comida del mediodía, que en nuestra querida Patria, disculpen quería decir país, oscila entre las 13,30 y las 16,00 horas. Así pues, almuerzo para los más delicados y comida para el resto. ¿En todos los sitios? ¡No! En la provincia de Valencia, quizás en toda la comunidad y acaso en el área de influencia de Levante, extensión de territorio a determinar, hacemos las dos cosas. Almorzamos y comemos. El almuerzo se hace a media mañana: entre las 10,00 y las 12,00 y la comida ya se ha dicho. No piensen los no iniciados que los intervalos horarios marcan la duración, aunque podría ocurrir, sino el rango horario dentro del cual se produce cada colación.

            Resulta también que el proyecto de almuerzo era con el Gran Visir y el proyecto de comida con Le Grand Maître. Lo intenté, con ambos para la semana que, como otras, empezaba en lunes y acababa, también como otras, en domingo. Pero este domingo a diferencia de otros, era el Domingo; el de las Elecciones Generales. Ambos me pospusieron el ágape. No le di mayor trascendencia, pues son cosas que pasan. Pero al poco caí en la cuenta, y elucubré, perversión reconocida:»¿ No será que quieren hacer del evento una celebración del Advenimiento del Ungido?»

            Deduje que el aplazamiento sería para primerísimos de semana, pero no: lo volvieron a aplazar.

            No les insisto más, comprendo que estén bajos de moral.

             El Morocho del Abasto