EN TORNO AL PADRE TOSCA, EL CAPELLà DE LES RALLETES Y A SUS CALLES; LAS DEL PADRE TOSCA.
Tomás Vicente Tosca, más conocido como el Padre Tosca, nació a mediados del siglo XVII en la actual calle de Serranos de Valencia, cuya casa, con todas las transformaciones que se le suponen al paso del tiempo, existe en la actualidad. En su fachada figuran dos números de policía: el 27 y el 29. Fue clérigo oratoriano, no sabemos si por verdadera fe, por tener acceso al conocimiento, por disponer de un medio de ganarse la vida, o por las tres a la vez, pues todas suman y ninguna es incompatible con las otras. Su aportación máxima a la Valencia de su tiempo y aun a las generaciones futuras, fue su plano Valentia Edetanorum, vulgo del Cid; el plano de la ciudad de Valencia de 1704, que se creyó, durante siglos, el primero de Valencia, hasta que apareció, como siempre se cuentan estas cosas, en algún cajón, otro de casi 100 años más de antigüedad,el plano de Antonio Mancelli, 1608.
A la izquierda, el referido plano de Mancelli.
1. El Plano.
El ángulo recto es esquivo. Prácticamente no existe en la naturaleza en estado salvaje o primitivo, al menos eso creo. Pero se le busca y existe una fijación con él. En no pocos planos de situación, con fines comerciales, para ubicar un determinado establecimiento, se dibuja una cuadrícula de calles idealizada de un callejero irreal.
Imaginen una ciudad así trazada, al modo del ensanche barcelonés, lo fácil que sería, incluso con los rudimentos de la época, para un iniciado, hacer el levantamiento de planos de una ciudad. Pero claro, una ciudad así ha sido previamente planificada y delineada, antes de construida.
Una ciudad de fundación romana, con siglos de permanencia musulmana después, reconquistada para la cristiandad y amurallada, es una superposición de sensibilidades y un caos absoluto, hablando en términos geométricos.
Veo un hombre de edad provecta, pues un quincuagenario, en la época, así lo sería, rascando de sus sandalias las suelas, cada vez más finas, por las callejas de su ciudad, Valencia, con una vareta en la mano. Una y otra vez, avanzando y retrocediendo, volviendo al punto de partida; esbozar, croquizar, dibujar… Ésta sería, a buen seguro, la Vara Valenciana, equivalente a 3 pies geométricos valencianos, equivalente a 4 palmos también valencianos y a 0,906m. Siempre causan inquietud los hombres que andan midiendo por las calles, fachadas, más si es la propia; esto no ha cambiado. Primero inquietud, después curiosidad. Eso durante tres años. Seguramente, la túnica sagrada, el ropón de frailón arrugado y manchado por las genuflexiones propias de la actividad de toma de datos que, el medidor se ve obligado a ejecutar, en aquellas calles de “agua va”, le franquearía puertas. No se escaparía, podemos aventurar, a la consideración de chifladura su empeño.
Hemos asumido al principio de esta disertación, el sambenito, malnom, en lengua vernácula de El Capellà de les Ralletes, pero bien pudiera haber sido El Capellà de la Vareta, otra de las versiones que circula. Cuando evocamos un gran hombre de ciencia o de arte del pasado, tendemos a imaginarlo como un esfuerzo unipersonal, sin pensar que una gran gesta precisa de colaboradores, cuyo buen oficio, y el resultado obtenido, son las muestras que han quedado para la posteridad, sin embargo, es el nombre del gran hombre, del director de equipo el único que se conoce. En el caso del Padre Tosca, sin embargo, sí que veo un trabajo unipersonal. Pudo tener colaboradores, para ayudarle a medir, pero el plano manuscrito, a falta de un examen profundo, tiene una sola mano: la del delineante Tosca.
El plano original manuscrito del Padre Tosca se conserva, recientemente restaurado (1999), en una sala del Museo Histórico Municipal del Ayuntamiento de Valencia, tras un cristal, que entendemos de seguridad y con una luz muriente, de conservación, que dificulta un examen minucioso y hace imposible fotografiarlo adecuadamente debido a los reflejos sobre el cristal. Tiene unas dimensiones generosas 285 x 210 cm. (b x h). Su escala gráfica está expresada en dos reglas: una en palmos valencianos de 0 a 1000 y otra en pies geométricos valencianos de 0 a 750.
Contemplarlo emociona al estudioso y aún emocionaría más si se pudiera hacer con luz adecuada. Se observa toda la trama urbana contenida dentro de la muralla de la época y aún las huertas, jardines y edificios religiosos próximos extramuros. Los edificios que pueblan las manzanas, están dibujados con una cierta perspectiva caballera, licencia made in Padre Tosca, pues supedita la ortodoxia de la perspectiva a la trama viaria, para que esta se vea limpia, como en una proyección ortogonal. No es un mero relleno de edificios estandarizados, antes bien; están dibujados con el suficiente detalle, para ser identificados, desde las moradas humildes hasta los edificios principales. Aun así, se trata de un plano eminentemente técnico con un trazo muy fino, incluso tenue, que no persigue más efecto estético que la corrección. Está coloreado con tonos apagados algo deslavazados.
El grabador virtuoso Joseph Fortea, aragonés, realizó 4 planchas para el grabado del dibujo de Tosca, que en su conjunto dan la dimensión de 1,40 x 0,92m. (b x h). Por lo tanto, mucho menor en tamaño que el original, lo que nos lleva a la inquietante pregunta de: ¿cómo consiguió hacer esa reducción de escala? El adjetivo virtuoso no lo acordamos por la primera impresión que nos sacude, sino tras un examen comparativo. Habitualmente, los grabados tendían a la simplificación, más aun en casos de un dibujo tan complejo y lleno de matices como el que nos ocupa. Aquí no existe simplificación alguna, antes al contrario, se incrementa el detalle, se consigue un trazo más rotundo, con las líneas más contrastadas… Diríamos que es el plano de Tosca enriquecido. En el grabado figura la fecha de 1705, pero algunos autores, entre ellos el doctor arquitecto don Francisco Taberner Pastor, lo datan mucho más tarde en 1738. El argumento se fundamenta, entre otras consideraciones, en la nómina de edificios reseñados por Fortea, 105, frente a los 101 del original de Tosca. Es un plano más adecuado para el estudio, que mantiene el rigor en lo geométrico, pero que hace concesiones a lo estético para conseguir una bella lámina. Prueba de ello, son las dos cartelas barrocas en la parte izquierda del plano que eclipsan las originales de Tosca. Acoger tan fervientemente el plano del grabador no nos aparta de lo principal: sigue siendo un Tosca; el Tosca de Fortea.
Conviene aclarar, para evitar equívocos, que el plano de Tosca que más comúnmente se conoce y el que ha tenido mayor difusión en reproducciones y documentos digitales, es el del grabado de Fortea.
La figura de Tomás Vicente Tosca, entendemos que no ha sido suficientemente valorada ni reivindicada. Sin embargo, ha sido objeto de no pocas reseñas y algunas publicaciones. Entre los escritos que su figura y obra ha suscitado, aparte de clérigo, se le ha considerado: matemático eminente, arquitecto, filósofo, teólogo, entre otras cosas.
Sin embargo, en su aportación máxima a la ciudad de Valencia, sus dotes más evidentes de delineante minucioso y preciso, nunca han sido destacadas. Esta aseveración merece una aclaración añadida. En muchos escritos se recoge la realidad de que su plano de la ciudad de Valencia es un plano delineado. Conviene recordar que entre las profesiones y dedicaciones a él atribuidas y que, alguna vinculación pudieran tener con la confección del famoso plano, a saber: matemático, arquitecto, ingeniero… ninguna de ellas tiene sustantivo y verbo con la misma raíz, sin embargo, el delineante delinea.
Por todo ello, reforzado por su valor semántico, nuestro estudio quiere servir como germen para una reivindicación que a quién corresponda, se sienta motivado y legitimado para ello, podría quizás admitir a trámite: la consideración del padre Porta, sin renunciar a otras atribuciones, delineante. Tomás Vicente Tosca, delineante, en el año de 1704 terminó de delinear su plano, Valentia Edetanorum, vulgo del Cid.
2. Las Calles del Padre Tosca.
Prueba de la escasa consideración general en que se tenía al Padre Tosca, es que, durante años, desde 1875 hasta principios de este tercer milenio, la calle a él dedicada fue apenas una calleja o callizo en el antiguo barrio de Moret, que debía su nombre a que fue arrancado de la antigua Huerta de Moret. De aquella huerta, naturalmente no queda nada y la calleja en cuestión se hallaba en el lado par de la Gran Vía Fernando el Católico entre las calles Espinosa y Maestro Palau. Cuando se urbanizó la zona de Fernando el Católico y se edificó la manzana descrita, la calle en cuestión fue, por una parte, cortada por la Gran Vía y por el otro extremo cortada, convirtiéndose en un cul de sac, impasse o atzucac, en lengua valenciana, las tres son buenas para referirse a un callejón sin salida.
Así siguió algunos años, hasta que se construyó un nuevo edificio, tapando y anulándolo.
Esta evolución urbanística fue la que empujó al Padre Tosca de aquel espacio impropio, fuera de la ciudad amurallada que, con tanto mimo delineó para sus conciudadanos y para la eternidad.
La imagen de la derecha muestra el edificio que tapó definitivamente la antigua calle del Padre Tosca.
Sobre el año 2002, según Luis Fernández, conductor del programa Callejeando de Radio Valencia y cito textualmente: “se hizo patente el clamor de eruditos y estudiosos de nuestra historia que llevaban reclamando para tamaño personaje una calle más digna”. Así Viriato, el de “Roma no paga a los traidores” fue desplazado de su calle, para ser ocupada por el Padre Tosca, lo cual tiene sentido, pues, aunque estrecha, va desde la calle Serranos, justo en la esquina de su casa natalicia, hasta la calle Palomino.
Sobre estas líneas hemos hecho la travesura de grafíar el nombre de la actual Calle del Padre Tosca sobre su propio plano en versión del grabado de Fortea.
El erudito, volvía a sus orígenes, donde, curiosamente, nos referimos en la fachada de su casa natalicia, le esperaba una placa desde 1875, que recordaba el lugar de su nacimiento.
A la derecha de estas líneas, la bicicleta del autor de este artículo, apoyada en la fachada de la casa natalicia del delineante Tosca.
A la izquierda de estas líneas,, se abre paso la calle rotulada en la actualidad del Pare Tosca, que bordea su casa natalicia, en la esquina con la calle de Serranos. Hasta hace pocos años, era la calle de Viriato.
A la derecha, la trasera de la casa natalicia del Padre Tosca, en la calle que ahora lleva su nombre.
Abajo, la placa que certifica el nacimiento del erudito valenciano en dicha casa.
En la placa, se le destaca como matemático insigne. Nos parece de justicia y de buen tino que, en algún lugar se destacara su condición de delineante minucioso y preciso.
Manuel Geómetra.
Manuel Salvador Redón.
En el siguiente enlace, encontrará un monográfico sobre el Plano de Valencia del Padre Tosca:
http://blog.msal-delinea.com/valentia-edetanorum-vulgo-del-cid-delineata-a-dre-thoma-vincentio-tosca-el-capella-de-les-ralletes-estudio-geometrico-sobre-el-plano-del-padre-tosca-por-manuel-salvador-redon-delineante-geometra/